Cada vez más, el cáncer de piel es el más diagnosticado de entre todos los tipos de cáncer. Tanto es así que es ya la forma de cáncer más común en los EE.UU. Se calcula que el 20% de los ciudadanos norteamericanos lo desarrollará antes de los 70 años. Un hecho que se está disparando entre las mujeres jóvenes, sobre todo entre las de raza blanca.

Recientemente, una nueva investigación de la Academia Estadounidense de Dermatología (AAD, por sus siglas en inglés) ha descubierto que las tasas de melanoma –la forma más letal de cáncer de piel– han aumentado en cerca de un 800% entre las mujeres adultas hasta los 40 años de edad entre el último medio siglo.

La peligrosa exposición a la luz ultravioleta, especialmente la de las sesiones de rayos UVA, puede aumentar significativamente las posibilidades de contraer cáncer de piel. Y debido a que el cáncer de piel puede tardar años en desarrollarse, los riesgos pueden no ser lo más importante para muchos jóvenes.

Si bien la utilización de las sesiones de rayos UVA ha descendido significativamente en los últimos años, se estima que aún son millones de personas las que utilizan este método de broncearse con asiduidad. De hecho, los investigadores creen que el uso de este método provoca alrededor de 400.000 casos de cáncer de piel en los Estados Unidos cada año.

Una sesión de rayos UVA puede aumentar el riesgo de desarrollar melanoma en aproximadamente un 20 por ciento, el riesgo de carcinoma de células escamosas en aproximadamente un 67 por ciento y las posibilidades de contraer carcinoma de células basales en aproximadamente un 29 por ciento. Unas cifras que son muy llamativas.

Cuando se detecta pronto, el melanoma se puede curar con cirugía además de con inmunoterapia y medicamentos específicos. Sin embargo, el carcinoma basocelular y de células escamosas tiende a aparecer más tarde en la vida de las personas, pero eso está cambiando últimamente. Estos cánceres generalmente se forman alrededor de áreas expuestas a una mayor cantidad de luz solar, como la cabeza, el cuello, la cara, las manos y los brazos. El cáncer de piel puede ser difícil de detectar al principio, por eso es tan importante visitar a un dermatólogo regularmente.

En cuanto al cuidado de la piel frente al sol, la importancia de la protección solar es crítica para reducir el riesgo de melanoma, específicamente para evitar quemaduras solares severas o con ampollas. Se recomienda usar protector solar que bloquee la radiación UVA y UVB y evitar el sol entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde.

No es preciso , ni mucho menos, evitar la exposición directa al sol pero sí es conveniente buscar ratos a la sombra, protegerse el cuerpo con ropa y aplicarse crema cada dos horas aproximadamente.

Lo que tienen claro los científicos es que además de seguir las pautas citadas, se deben evitar las sesiones de rayos UVA por lo perjudiciales que se ha demostrado que resultan.