Se considera que una mujer entra en la menopausia cuando ha pasado un año desde que tuviera por última vez el periodo menstrual. Primero tiene lugar un tiempo de transición llamado perimenopausia en el cual los niveles de estrógeno y progesterona varían de manera impredecible. Estos cambios alocados de las hormonas suelen producir dolor en los senos.
La mastalgia, que es como se conoce al dolor en los pechos, son muy habituales también durante la menstruación. La razón no es otra que los cambios hormonales producen acumulación de líquido en los senos, volviéndolos sensibles e hinchados.
Durante la perimenopausia, las variaciones hormonales son aún más exageradas, sucediendo que los pechos crezcan o disminuyan en tamaño durante este tiempo. Además, el dolor en los senos durante la menopausia también puede ser distinto. En este caso, las mujeres pueden experimentar ardor o un dolor punzante.
El dolor y las molestias en los senos deberían desaparecer una vez que comience la menopausia y los niveles de estrógeno disminuyan. Sin embargo, puede causar molestias significativas durante la perimenopausia. Para aliviar los dolores se pueden tomar medicamentos como el ibuprofeno pero si se llevan a cabo cambios de estilo de vida también se puede mejorar la situación.
Reducir el consumo de sal y beber más agua, que impide una deshidratación leve que causa retención de líquidos, son muy recomendables. Además, dejar de lado el consumo de cafeína ayuda a reducir la sensibilidad, así como llevar una dieta baja en grasa saturadas, debido a que reduce los niveles de estrógeno.
Otros remedios y cambios en el estilo de vida que pueden ayudar a los senos doloridos pasan por usar sujetadores cómodos, realizar ejercicio con regularidad, evitar fumar y tomar duchas calientes.
Los pechos adoloridos son incómodos pero generalmente no deberían preocupar en lo referente a la salud. Sin embargo, esto no impide que algunas mujeres se preocupen por la posibilidad de padecer un cáncer de pecho, sobre todo, si se desarrolla también algún quiste.
En esos casos, lo más recomendable es consultar a un médico si los dolores van acompañados de cambios importantes en el tamaño del pecho, en la textura de la piel, si aparece alguna secreción extraña en un pezón o si se detecta algún bulto.
Por otra parte, se recomienda que las mujeres visiten al médico para posibles detecciones de cáncer de pecho a partir de los 40 años. La rutina debe llevarse a cabo con una visita anual para las mujeres de los 40 a los 49 años y con una cita bianual a partir de entonces. Aun así, una mujer puede tener un mayor riesgo, y por lo tanto prestar más atención, si cuenta con antecedentes familiares de cáncer de pecho o ha estado sometida a radiaciones torácicas durante la infancia.