Los microplásticos están en todas partes, desde el hielo antártico hasta los alimentos, Los cuerpos humanos no son una excepción de esta crisis ecológica promovida por las mismas manos humanas. La presencia de microplásticos en el cuerpo representa muchos riesgos, por ejemplo, la acumulación en las venas y arterias dispara el riesgo de sufrir un ictus o un ataque cardiaco. Así lo expone un estudio liderado por la Universidad de Campania Luigi Vanvitelli (Italia).
Los investigadores analizaron las placas de grasa extraídas de los vasos sanguíneos de pacientes con enfermedades arteriales y encontraron que más de la mitad tenían depósitos contaminados con partículas diminutas de polietileno o cloruro de polivinilo (PVC). Los pacientes que tenían placas con microplásticos o nanoplasticos tenían casi cinco veces más probabilidades de sufrir un ictus, un ataque cardiaco o la muerte por cualquier causa durante los siguientes 34 meses, en comparación con los que no.
Sin embargo, los investigadores apuntan que su investigación no demuestra que los microplásticos causen los accidentes cerebrovasculares o los ataques cardiacos, sino que su presencia dispara el riesgo. "Nuestros datos afectarán dramáticamente a la salud cardiovascular si se confirman porque estamos indefensos contra la contaminación por plástico", ha afirmado el doctor Raffaele Marfella, primer autor del estudio, en declaraciones en The Guardian.
¿Hay defensa ante los microplásticos?
Prácticamente invisibles, distribuidos por todo el planeta y ligados al actual estilo de consumo, así son los microplásticos. Una trampa por todo el planeta tendida por el consumo de plásticos humano y el impacto de los cuales todavía no está claro. Delante de eso, ¿qué se puede hacer? "La única defensa que tenemos disponible hoy es la prevención reduciendo la producción de plástico", ha subrayado Marfella, quien remarca la necesidad de tomar conciencia de la gravedad de esta amenaza para la salud y la vida en el planeta.
"Espero que el mensaje de alarma de nuestro estudio levante la conciencia de los ciudadanos, especialmente de los gobiernos, para tomar conciencia finalmente de la importancia de la salud de nuestro planeta. Para ponerlo en un eslogan que pueda unir la necesidad de salud de los humanos y del planeta; un mundo sin plástico es saludable para el corazón y la Tierra", ha expuesto Marfella, quien también alerta que si ahora mismo la sociedad pudiera reducir masivamente la contaminación por microplásticos, los beneficios sobre la salud tardarían años a hacerse patentes. Es decir, por ahora, no se puede esquivar este veneno, pero sí se puede prevenir para generaciones futuras si hay un cambio radical.
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