En estos días de estrés, está aumentando la incidencia de las migrañas entre la población. Se trata de un dolor de cabeza incapacitante en buena parte de los casos, intenso, unilateral, pulsátil, que suele extenderse en episodios de entre 48 a 72 horas aproximadamente. Dentro de los diferentes tipos que existen, se encuentran la migraña con aura, que provoca alteraciones como destellos de luz, puntos ciegos y otros cambios en la visión. Y, dentro de las migrañas con aura, hay un subtipo que es la migraña retiniana, que afecta a la visión en un solo ojo. Las alteraciones que produce pueden consistir en luces parpadeantes o incluso ceguera temporal.
Los síntomas visuales suelen aumentar gradualmente y duran hasta una hora. Se calcula que alrededor de 1 de cada 200 personas que sufre migrañas padecerá en algún momento una migraña retiniana u oftálmica. Se produce cuando un vaso sanguíneo en el ojo se contrae, causando una reducción en el flujo. A medida que el vaso sanguíneo se relaja y el flujo vuelve a la normalidad, los síntomas generalmente desaparecen y la visión regresa.
En principio, no hay desencadenantes específicos, más allá de los de las migrañas en general: estrés emocional, tensión y estar cansado, sensibilidad a los ingredientes en alimentos específicos, tomar demasiada cafeína, luces brillantes o ruidos fuertes, cambios en el patrón de sueño, cambios hormonales en mujeres o el uso de determinados medicamentos que provocan inflamación en los vasos sanguíneos. Eso sí, algunas personas tienen un mayor riesgo de migraña retiniana que otras. Las personas menores de 40 años, individuos con antecedentes personales o familiares de migrañas o personas que sufren de otras patologías como aterosclerosis, epilepsia o lupus. También se sabe que afecta a las mujeres con más frecuencia que a los hombres.
Las consecuencias que produce pueden incluir luces intermitentes, brillantes o centelleantes un punto ciego o pérdida parcial de la visión o ceguera temporal. Dentro de los 60 minutos posteriores al inicio de los síntomas visuales, puede comenzar la fase de dolor de cabeza, que también puede causar náuseas y vómitos, mayor sensibilidad a la luz o mayor intolerancia al sonido.
No existen pruebas de diagnóstico para confirmar una migraña retiniana, pero se puede diagnosticar al considerar el historial médico personal y familiar del individuo, preguntar sobre los síntomas y realizar un examen físico. Por eso, aunque los ataques no sean frecuentes, es importante acudir al médico cuanto antes para descartar alguna patología más grave.
El medicamento que un médico prescribe para tratar las migrañas retinianas puede depender de la edad de la persona y de la frecuencia con la que la sufre. Generalmente son medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), como la aspirina o el ibuprofeno, para aliviar el dolor y la inflamación y medicamentos contra las náuseas para prevenir las náuseas y los vómitos.
Además, se pueden recomendar algunas medidas preventivas para las personas que la sufren con mucha frecuencia, como usar betabloqueantes para relajar los vasos sanguíneos en el cerebro, bloqueadores de los canales de calcio para prevenir la constricción de los vasos sanguíneos. Muy raramente, una persona puede tener pérdida de visión permanente después de una migraña retiniana. Eso sí, las personas que experimentan trastornos visuales debido a las migrañas retinianas pueden necesitar visitar a un oftalmólogo para verificar si hay daño ocular u otros problemas subyacentes.