El mito de que los chicos son mejores en matemáticas y las chicas en letras es solo eso, un mito. Y es cierto que sigue habiendo un mayor porcentaje de hombres que escogen carreras en las que las matemáticas juegan un papel esencial, como las ingenierías. Pero eso no tiene que ver con diferencias biológicas intrínsecas, sino más bien con factores socioculturales que juegan un papel importante en la forma en que los niños y las niñas se involucran con las matemáticas.

En una nueva investigación publicada en la revista Science of Learning, un equipo de investigadores de la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh ha analizado esta cuestión y ha ratificado que los niños y las niñas tienen en sus primeros años de vida habilidades matemáticas similares.

El estudio

 

Cuando los científicos compararon los escáneres cerebrales y las puntuaciones de las pruebas de 104 niños con edades comprendidas entre los 3 y 10 años, no encontraron diferencias estadísticamente significativas de género en cómo los niños y niñas procesaron las matemáticas. Según los expertos, los cerebros de los niños funcionan de manera similar independientemente del sexo al que pertenezcan.

Esta investigación es el primer estudio de neuroimagen que evalúa las diferencias biológicas de género en la aptitud matemática entre los niños pequeños. Los investigadores utilizaron resonancias magnéticas para medir la actividad cerebral de los participantes mientras veían vídeos educativos sobre temas básicos de matemáticas.

También evaluaron la capacidad matemática de los participantes mediante una prueba estandarizada diseñada para niños de 3 a 8 años. Tantos los niños como las niñas mostraron el mismo interés al ver los vídeos educativos de matemáticas. Sus cerebros procesaron las matemáticas de manera similar, y las puntuaciones de los exámenes también fueron parecidos.

Ahora, los científicos se preguntan si las preferencias que se muestran después tienen que ver con algún tipo de cambio que se produzca en la adolescencia, o si algún otro factor biológico después de la infancia puede afectar el desarrollo cognitivo en niños y niñas, contribuyendo a esa brecha que posteriormente suele producirse. Aunque se inclinan más por los estereotipos negativos y otros factores socioculturales que pueden alejar a las niñas y mujeres jóvenes de las matemáticas y áreas relacionadas.

Estos hallazgos son consistentes con la hipótesis de similitudes de género, que postula que los niños y las niñas funcionan de manera similar en la mayoría de los aspectos de la cognición. Pero también, los estudios han demostrado que las niñas tienden a creer que son menos competentes en matemáticas que los niños. Esta idea también prevalece en ocasiones entre padres y maestros.

Por lo que pueden ser los estereotipos y los prejuicios de género los que podrían ayudar a explicar el hecho de que las niñas tienen más probabilidades que los niños de experimentar ansiedad matemática o aprensión por hacer matemáticas. ¿Qué pueden hacer los padres? Según explican los expertos, los padres deben hacer sentir a los niños que tienen las mismas capacidades y explicar a las niñas que no tienen por qué experimentar este sentimiento de inferioridad que a veces condiciona sus decisiones.