Las personas que padecen autismo suelen presentar una serie de movimientos o conductas repetitivas, también llamadas estereotipias, como golpearse levemente la cabeza, morderse las uñas, mecerse, aletear los brazos o el rechinar de dientes. Ahora, una nueva investigación llevada a cabo por expertos de la Universidad Estatal de Ohio, ha vinculado esos comportamientos con los problemas gastrointestinales.

Según la investigación, que ha sido publicada en la revista Autism, la mayor gravedad de otros síntomas del autismo también se asocian con otras patologías del aparato digestivo como el estreñimiento más severo, dolor de estómago y otras dificultades intestinales.

En cambio, en el estudio, se ha encontrado asociación entre las dificultades sociales y de comunicación con los síntomas gastrointestinales. El estudio no explica el mecanismo biológico de la relación entre los comportamientos repetitivos, como mecerse hacia adelante y hacia atrás o aletear los brazos, y los problemas intestinales. Pero ayuda a establecer que los síntomas gastrointestinales pueden exacerbar los comportamientos repetitivos, o viceversa, un hallazgo que algún día podría ayudar a desarrollar terapias útiles.

Los síntomas grastrointestinales pueden exacerbar los movimientos repetitivos en los niños autistas

Los niños con trastorno del espectro autista tienen más probabilidades de experimentar una variedad de anomalías gastrointestinales, que incluyen diarrea crónica, estreñimiento, sensibilidad a los alimentos y dolor abdominal. Estos síntomas se han asociado con niveles más altos de irritabilidad y comportamiento agresivo, pero se sabe menos sobre su relación con otros síntomas del trastorno del espectro autista.

En la población general, hay una gran cantidad de evidencia sobre la conexión entre los trastornos mentales y del estado de ánimo y las dificultades gastrointestinales. En el autismo, los expertos llevan tiempo preguntándose si los problemas intestinales que experimentan los niños son una parte fundamental de la enfermedad en sí o si son provocados por otros síntomas que experimentan los niños con autismo.

Utilizando datos de un estudio diseñado para probar la viabilidad de los trasplantes de sangre del cordón umbilical como tratamiento para el autismo, los expertos analizaron medidas clínicas detalladas e informes proporcionados por las familias de 176 niños que tenían entre 2 y 7 años para ver si podía encontrar alguna información sobre los impulsores de los problemas gastrointestinales. Casi todos los niños, el 93%, tenían al menos un síntoma gastrointestinal.

El estudio realizado en niños con autismo podría suponer un avance para conocer mejor la situación que atraviesan estos pequeños

Los detalles de la relación no están claros, pero es posible que los comportamientos repetitivos en los niños con autismo puedan ser un mecanismo que les ayude a manejar su malestar gastrointestinal. En definitiva, puede ser que los niños no sepan comunicar las molestias que les producen los síntomas intestinales y utilicen este tipo de movimientos o comportamientos para tratar de dar salida a lo que están sintiendo.