En los primeros meses del covid-19, todas las esperanzas recaían en la creación de una vacuna que permitiera, poco a poco, volver a la normalidad. Cuando se empezó a vacunar a la población, los primeros discursos antivacunas empezaron a expandirse por todas partes y a pesar de la eficacia probada de las vacunas, el escepticismo ha calado entre gran parte de la población. Tanto es así que, según Unicef, la percepción pública de la importancia de vacunar a los niños cayó con fuerza en una mayoría de países durante la pandemia.
"Estos datos son una preocupante señal de alerta. No podemos permitir que la confianza en inmunizaciones rutinarias se convierta en otra víctima de la pandemia. En caso contrario, la próxima ola de muertos puede afectar a más niños con sarampión, difteria y otras enfermedades prevenibles", ha destacado en un comunicado a Catherine Russell, la directora ejecutiva de la agencia de la ONU para la infancia.
¿Por qué podría estar pasando eso? Russell ha apuntado a un motivo: "En lo peor de la pandemia, los científicos desarrollaron rápidamente vacunas que salvaron innumerables vidas, pero a pesar de este éxito histórico, el miedo y la desinformación sobre todo tipo de vacunas circuló tanto como el mismo virus".
Tres excepciones en la bajada de confianza
El informe muestra que en 52 de 55 países analizados la percepción pública sobre la vacunación infantil empeoró, con solo tres lugares (China, la India y México) donde se mantuvo o mejoró. En cambio, en otros países, esta confianza ha caído más de un tercio, llegando a estar en algunos casos por debajo del 50%.
El estado español sigue la tendencia mayoritaria. El porcentaje de confianza se sitúa sobre el 89%, un rango parecido al de otros países europeos como Portugal, Italia, Irlanda, Suecia, Dinamarca o Finlandia, todos con datos entre el 85 y el 92%. No está ni de lejos entre los más bajos, pero sí que ha retrocedido.
Unicef considera vital tomarse este problema en serio, especialmente porque los niveles de confianza parecen haberse reducido todavía más entre los menores de 35 años y las mujeres, claves a la hora de vacunar a los niños. Al lado de la proliferación de desinformación, el informe señala otras cuestiones preocupantes, como las dudas sobre la respuesta a la pandemia, el deterioro de la confianza en los expertos y la polarización política como posibles explicaciones.
Todo se traduce en que, actualmente, uno de cada cinco niños en el mundo están sin vacunar o no han recibido las dosis necesarias, cosa que los expone a morir por enfermedades que hoy son prevenibles. Por ejemplo, aproximadamente uno de cada cinco niños no tiene protección contra el sarampión, una enfermedad que antes de la introducción de la vacuna en 1963 mataba a unos 2,6 millones de personas al año, la mayoría menores.