Gran parte de la población está esperando poder volver a una mayor normalidad en sus vidas después de meses tan duros con la pandemia de la Covid-19. Por eso, cada relajación de las medidas de prevención de riesgos y las restricciones, suponen para muchos una gran esperanza, pero hay que tener mucho cuidado como demuestran las cifras.
Pero no solo eso, la relajación de las restricciones podría allanar el camino para nuevas mutaciones de virus resistentes a las vacunas. Así queda de manifiesto en un estudio de la Universidad de East Anglia y el Instituto Earlham.
El trabajo describe cómo estamos en una carrera contra el virus y cómo el aumento de casos podría brindar oportunidades para que evolucione hacia variantes aún más transmisibles. Los investigadores temen que cualquier nueva variante pueda ser más virulenta, más resistente a las vacunas y más peligrosa para los niños y grupos vulnerables como los pacientes trasplantados.
El autor principal, el profesor Kevin Tyler de la Facultad de Medicina de Norwich de la UEA, ha subrayado que “en los últimos 17 meses, las economías, la educación y el bienestar mental han sufrido tremendamente debido a las restricciones impuestas en un intento por detener la propagación de la pandemia. Aunque las vacunas han debilitado el vínculo entre la infección y la mortalidad, no deberían utilizarse como argumento para justificar un cambio amplio en la política de los países que experimentan un aumento exponencial en el número de infecciones. Esto se debe a que la mayoría de la población mundial todavía no está vacunada, e incluso en países con programas de vacunación eficientes, una proporción significativa de la sociedad, especialmente los niños, permanece desprotegida”.
Según los expertos, la relajación de las restricciones impulsa la transmisión y permite que la población de virus se expanda, lo que mejora su potencial evolutivo adaptativo y aumenta el riesgo de que surjan cepas resistentes a la vacuna mediante un proceso conocido como deriva antigénica.
“En pocas palabras, limitar la propagación de Covid-19 tanto como sea posible restringe el número de muertes futuras al restringir la velocidad con la que surgen nuevas variantes. De hecho, las variantes sucesivas del SARS-CoV-2, como las variantes Alfa y Delta, se han desplazado unas a otras desde el brote”, afirma Tyler.
Los científicos creen que disminuir la tasa de aparición de nuevas variantes requiere que se actúe con rapidez y decisión, reduciendo el número de personas infectadas, incluidos los niños, con vacunas y en combinación con otras políticas de salud pública.
Un alto número de casos de Covid-19 aumenta la probabilidad de que el virus evolucione para volverse más virulento, más transmisible o capaz de evadir las vacunas. “Es fundamental que sigamos utilizando medidas de salud pública para reducir las tasas de transmisión. Tenemos que coexistir con precaución: si ignoramos las políticas de salud global que han demostrado reducir la infección, el virus se adaptará aún más”, destaca.