Según la Organización Mundial de la Salud, el cáncer de pulmón es el que causa más muertes en todo el mundo. Junto con los tumores de hígado, páncreas y esófago, son los tumores con peor pronóstico en todo el mundo. Esto sucede fundamentalmente debido a dos causas: la agresividad del tumor y la dificultad de realizar un diagnóstico precoz –solo el 15% de las personas son diagnosticadas con antelación. Las estadísticas también demuestran que el tabaquismo es la causa principal del desarrollo de este tipo de cáncer: entre el 80 y el 90% de los casos se producen en fumadores o en personas que han dejado de fumar hace poco tiempo.
Diferentes estudios científicos han demostrado que la neumonía puede servir como una señal de advertencia temprana para los fumadores. Un estudio publicado en The American Journal of Medicine ya demostró que los fumadores que desarrollan neumonía son uno de los grupos de mayor riesgo de cáncer de pulmón.
Para llegar a esta conclusión, los expertos examinaron 381 ingresos hospitalarios por neumonía. Durante el primer año tras la hospitalización se diagnosticó cáncer de pulmón en 31 casos (8,14%). Los investigadores se sorprendieron por la gran cantidad de pacientes con neumonía que tenían diagnósticos posteriores de cáncer de pulmón. Otro dato que llamó la atención fue que la incidencia de esta patología fue del 23,8% en pacientes que tenían neumonía del lóbulo superior, una cifra significativamente más alta frente al desarrollo de la neumonía en otras zonas del pulmón.
Teniendo en cuenta todos estos aspectos, los expertos –pertenecientes a la Universidad de Tel Aviv y Rabin Medical Center– abogaron por considerar la tomografía computarizada de tórax como un método que podría ayudar a detectar con precisión muchos de los casos antes de que el cáncer se haya extendido demasiado. La tomografía se realiza de forma similar a otras pruebas de rayos X. De hecho, la prueba consiste en pasar numerosos haces de rayos X por la zona del cuerpo en concreto para obtener diferentes imágenes transversales y bidimensionales de su cuerpo, que luego son procesadas para mostrar una imagen completa. La técnica se llama TC helicoidal o espiral.
Los síntomas derivados de la enfermedad suelen manifestarse tarde, por eso no son un método fiable de detección temprana. Aun así, conviene estar atentos para acudir cuanto antes a un especialista. Los más significativos son, según la Asociación Española contra el Cáncer, la tos persistente, disnea (dificultad a la hora de respirar), dolor torácico, hemoptisis (expectoración de sangre) disfonía (pérdida del timbre normal de la voz), disfagia (dificultada para tragar), síndrome de Horner (trastorno que afectan a los nervios que van al ojo y la cara) y dolor de espalda y hombros.