Esta mañana se ha presentado, por parte de la Fundación Española de la Nutrición (FEN) y la Fundación Iberoamericana de Nutrición (FINUT), un estudio que se ha llevado a cabo dentro del proyecto EsNuPI (Estudio Nutricional en Población Infantil Española), cuyo objetivo ha sido evaluar la ingesta energética, el perfil de nutrientes y las fuentes alimentarias en los niños españoles en relación a las recomendaciones internacionales. El estudio ha sido publicado en la revista Nutrients.
El estudio
En total, se analizaron datos de 1448 niños (728 niños y 720 niñas). Uno de los aspectos fundamentales fue comprobar el impacto del consumo de leche y leche adaptada. Las conclusiones apuntan a un aporte energético diario adecuado (1503 kcal/día y 1404 kcal/día) y una alta contribución a la energía total de las proteínas (16,5% y 15,6%) y grasas (36,5% y 35,9%). Además, un alto porcentaje de niños de ambas muestras estaban por debajo del límite inferior de las recomendaciones de carbohidratos (47,8% y 39,3%).
La leche y los lácteos, los cereales, la carne y productos derivados, las grasas y los aceites, los productos de panadería y pastelería, las frutas y hortalizas contribuyeron alrededor del 80% de la ingesta energética total en ambos grupos. Sin embargo, los que tomaron leche adaptada mostraron una contribución significativamente mayor a la energía por parte de la leche y productos lácteos, frutas y huevos. Estos resultados sugieren que los consumidores de leche adaptada tienen una mejor adherencia a las pautas dietéticas basadas en alimentos.
Otro de los aspectos más destacados, según han subrayado los responsables del estudio en su presentación, es la incorrecta ingesta de calcio, fósforo, magnesio y vitamina D en los niños españoles. Una circunstancia que despierta una gran preocupación entre los expertos, porque se trata de nutrientes esenciales para garantizar un correcto desarrollo del organismo y para contribuir a la prevención de problemas óseos en etapas futuras de la vida. “Los niños en España necesitan mejorar las ingestas habituales de estos micronutrientes, que desempeñan un papel fundamental durante las etapas de crecimiento y desarrollo”, afirma la doctora Rosa Ortega Anta, catedrática de Nutrición en la Universidad Complutense de Madrid.
Lo cierto es que los niños no son los únicos que presentan una falta de vitamina D, pues su déficit también se está produciendo en la población adulta. Los principales alimentos que la contienen son los productos lácteos, los pescados grasos y mariscos, los huevos y los cereales. En cuanto al calcio y fósforo, casi el 94% de los niños ha presentado unos datos inferiores a las recomendaciones internacionales.
Por eso se debe primar la ingesta de leche, alimentos de origen vegetal (principalmente verduras de hoja verde), el huevo y los frutos secos. Por último, entre un 5 y un 54 por ciento de los niños dependientes de diferentes factores, presentan ingestas inferiores a las recomendadas. Los lácteos, verduras, carnes y legumbres son las principales fuentes.