La Federació Catalana d'Associacions d'Activitats de Restauració i Musicals (Fecasarm) ha reclamado "una reacción urgente" de la Generalitat que pase por la reapertura progresiva del ocio nocturno y que se amplíe el horario de la restauración hasta la una después de un fin de semana "repleto de botellones y fiestas ilegales por toda Catalunya".
Precisamente, este viernes, el primero sin toque de queda, la policía catalana desalojó solo en Barcelona a 7.000 personas que estaban haciendo botellones en las calles. Una escena que se ha repetido esta pasada noche en esta ciudad. Los principales barrios afectados son los del centro o las playas, donde la gente bebía en la calle sin respetar la distancia de seguridad para evitar la propagación de la Covid.
Indignación en el ocio nocturno
Estas escenas de "caos y descontrol" ha indignado al sector del ocio nocturno que este fin de semana se cumple catorce meses desde que cerró a raíz de la crisis sanitaria desencadenada por la pandemia de la Covid. La Fecasarm, en un comunicado, denuncia que solo en Barcelona, en dos noches, se han desalojado más de 16.000 personas que bebían en la calle, cifra en la cual habría que añadir todas las fiestas ilegales que se han celebrado puertas adentro, "superando en muchos casos el aforo de la vivienda hasta un 500%". Además, ha alertado que si esta actividad sigue cerrada, las fiestas tanto en la calle como a puerta cerrada es un problema que se podría cronificar.
En este contexto, se han mostrado como la única solución a esta situación a la vez que ha propuesto abrir progresivamente el sector hasta las cuatro o cinco de la madrugada. Así pues, han expuesto que se requiere ampliar la oferta legal de ocio nocturno para generar "metros cuadrados de espacios seguros", que hagan de "muro de contención de las actividades ilegales para combatir el caos, la anarquía y el descontrol".
Además, ha añadido que con el fin de poder reactivar la oferta nocturna, es "imprescindible" modificar el plan sectorial del ocio nocturno recientemente aprobado y que ven "imposible de cumplir". Este obliga a mantener tanto en la barra como en la pista de baile una distancia interpersonal de seguridad de 1,5 metros y a llevar un registro manual de asistentes.