La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce a partir de ahora la adicción en los videojuegos como una enfermedad mental. La lista de la clasificación internacional de enfermedades entra en vigor después de que la organización haya publicado esta actualización, una vez fue aprobada en la Asamblea de la ONU en mayo del 2021. Dentro de los 'desórdenes mentales', la OMS ha incluido la adicción a los videojuegos en la categoría de uso de sustancias o comportamientos adictivos, donde también figura el trastorno por adicción a los juegos de azar.
El organismo considera que "el uso peligroso de videojuegos" es uno de los factores que "influyen en el estado de salud" dentro del uso peligroso de sustancias, pero también por "la falta de ejercicio físico" o por los "hábitos de alimentación inapropiados". Esta propuesta ya se sometió a votación en la Asamblea Mundial de la Salud en el 2019 y, desde entonces, los traductores y varios grupos científicos han recomendado nuevas modificaciones que se han incorporado a la versión recientemente publicada. Según la Organización Mundial de la Salud, "la adicción en los videojuegos se caracteriza por un patrón de comportamiento de juego persistente o recurrente (en juegos digitales o videojuegos), que puede ser en línea (es decir, a través de Internet) o fuera de la red". En este sentido, destacan tres peculiaridades de las personas que sufren este trastorno: la falta de control sobre el juego, el incremento de la prioridad sobre el resto de actividades vitales y la continuación o intensificación del juego a pesar de las consecuencias negativas sobre la persona.
Críticas de la industria de los videojuegos
Añade la organización que "el comportamiento de juego y otras características normalmente son evidentes durante un periodo de al menos 12 meses a fin de que se asigne un diagnóstico, aunque la duración requerida puede acortarse si se cumplen todos los requisitos de diagnóstico y los síntomas son graves". Sobre este "patrón de juego compulsivo", indican que puede ser "continuo o episódico y recurrente". Paralelamente, puede ser fruto de la angustia o de la afectación en algunos aspectos vitales, como puede ser el personal, el social, el familiar o el educativo. Aseguran que el objetivo es reducir estas estadísticas. La inclusión de esta enfermedad mental levantó mucha polvareda el año pasado. La industria de los videojuegos cargó contra esta decisión porque sostiene que "no hay bases sólidas" para considerar la adicción a estos juegos como enfermedad mental.
Otros trastornos mentales que se incluyen son los relacionados con el neurodesarrollo, la esquizofrenia, la catatonia, los trastornos del estado de ánimo (bipolaridad o cuadros depresivos), los vinculados a la ansiedad o con el miedo, los obsesivo-compulsivos, los del estrés, de control de los impulsos, de comportamiento disruptivo y disocial, los neurocognitivos o los vinculados, por ejemplo, al comportamiento asociado al embarazo o parte.