Exculpados. El epidemiólogo Oriol Mitjà ha desvinculado la celebración de los festivales de la quinta ola de la covid-19 y su expansión. La contribución del Cruïla, del Vida y del Canet Rock fue "insignificante" en el incremento de contagios de este verano, según ha señalado en las redes sociales. De hecho, el problema ha sido la falta de restricciones en otros ámbitos.
Si bien Salut comunicó el miércoles que más de 2.000 personas se contagiaron en estos grandes acontecimientos, Mitjà ha explicado que realmente sólo podemos atribuir en torno a unos 800 casos a los conciertos. "Este es un estudio de cohortes donde el riesgo atribuible a los festivales es la diferencia entre la incidencia de asistentes y la de no asistentes", ha escrito en Twitter.
Entonces, si en el periodo comprendido entre el día 1 y el día 24 de julio se diagnosticaron 140.000 casos, "la contribución de 800 casos es ínfima". Y añade: "Que el número de nuevos casos sea pequeño se debe a la bondad de los cribados, pero también a que 50.000 asistentes representan sólo una pequeña parte de la población".
El supuesto 'error' de Salut en sus cálculos tiene que ver con una "debilidad grande" del estudio. Resulta que se lleva a cabo un emparejamiento de expuestos y controles mediante el sexo y la edad, pero no tiene en cuenta que las personas expuestas presentan una predisposición más alta de asistir a otros acontecimientos de riesgo. "Es decir, un joven que va a festivales también es más probable que salga a cenar", resume Mitjà.
Para ir acabando, el epidemiólogo señala que la detección fuera del festival de 500 positivos mediante test de antígenos previno unas 2.000 infecciones una vez acabaron los acontecimientos. Entonces, como los 800 casos que menciona Mitjà sí que generaron nuevos contagios, "se previnieron casi tantos casos como los que se causaron".
De esta manera, concluye que "el número absoluto de casos fue tan pequeño que es aceptable hacer los festivales, desde el punto de vista del control de la infección, si la situación epidemiológica es buena".
El estudio que Salut presentó ayer mostró que hubo 842 contagios más de los esperados entre los asistentes al Vida, al Cruïlla y al Canet Rock. Se previnieron 1.437, pero hubo 2.279, casi un 60% más. Ante estos datos, la secretaria de Salut Pública, Carmen Cabezas, aseguró que los festivales contribuyeron a la expansión del virus durante la quinta ola, pero no los consideró "supertransmisores".
El conseller de Salut, Josep M. Argimon, había reconocido que las cosas no se habían hecho bien, a pesar de no saber todavía el resultado de los estudios. Una posición que gustó a Mitjà, que lo elogió: "Es tan bueno que reconoce los errores". Unos errores que parece que guardan más relación con la falta de restricciones en otros ámbitos que con la celebración de los grandes conciertos de verano, según el epidemiólogo. Hay que recordar que las primeras medidas contra la expansión de la quinta ola llegaron a mediados de julio, con el toque de queda por municipios como la restricción más significativa.