Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA) son afecciones de salud mental que afectan profundamente la relación de una persona con la alimentación, su cuerpo y, a menudo, con su entorno. “El trastorno de conducta alimentaria es el que tiene cualquier tipo de paciente que sufra una alteración de la alimentación, ya sea de no comer o de comer de forma excesiva", explica Joan Seguí, especialista en psiquiatría del Hospital Universitari Sagrat Cor.
Los tipos de TCA
"Entre los TCA más comunes se encuentran el trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos, la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa, el trastorno por atracón y el trastorno alimentario no especificado", explica Rocío Roses, directora del Institut de Salut Mental de l'Hospital Universitari Sagrat Cor.
- Anorexia nerviosa. Las personas con anorexia tienen un miedo intenso a ganar peso y suelen adoptar medidas extremas para evitarlo, como la restricción severa de los alimentos, el ejercicio excesivo u otras prácticas. Esto puede conducir a una pérdida de peso peligrosa y, en algunos casos, puede poner en riesgo la vida de la persona.
- Bulimia nerviosa. Este trastorno se caracteriza por episodios de comida en exceso seguidos de conductas compensatorias, como vómitos autoinducidos, uso de laxantes o ejercicio extremo. Las personas con bulimia a menudo mantienen un peso relativamente normal, pero su salud física y emocional se ve gravemente afectada.
- Trastorno alimentario no especificado. Este diagnóstico se utiliza cuando los síntomas de un trastorno alimenticio no cumplen completamente los criterios de otros trastornos más conocidos, pero son igualmente graves.
- Trastorno por evitación/restricción de la ingesta de alimentos. La persona que sufre este trastorno tiende a evitar de forma extrema ciertos alimentos debido a aspectos sensoriales, siente falta de interés en la comida y miedo a consecuencias negativas de comer, como atragantarse, sentir náuseas o malestar. Además, no siente preocupación por el peso o la figura.
El tratamiento de los TCA
La identificación temprana y el tratamiento adecuado son fundamentales para prevenir complicaciones graves y mejorar la calidad de vida de quienes los padecen.
El tratamiento de los trastornos alimenticios incluye:
- Terapia psicológica. La terapia cognitivo-conductual (TCC) se ha demostrado especialmente efectiva para modificar los patrones de pensamiento y comportamiento asociados con los trastornos alimentarios. También se pueden utilizar otras terapias como la terapia familiar o la terapia de grupo.
- Intervención nutricional. Los dietistas y nutricionistas pueden ayudar a restablecer patrones alimenticios saludables y proporcionar educación nutricional a las personas afectadas.
- Medicación: En algunos casos, los fármacos, como los antidepresivos o ansiolíticos, pueden ayudar a tratar los síntomas asociados, aunque no son suficientes por sí mismos.
Dicho esto, Anna Benítez, psicóloga del Hospital Universitari Sagrat Cor, señala que “la prevalencia de los trastornos de la conducta alimentaria es entre un 4 y un 5%. Concretamente, de la anorexia es de un 1%, bulimia un 2% y trastornos de la conducta alimentaria no especificados más de un 2%", afirma Benítez.
Además, Mónica Arques, nutricionista del Hospital Universitari Sagrat Cor, comenta cómo se clasifica al paciente en función de su relación con la comida y de cómo avanza a lo largo del proceso. "Tenemos tres niveles. En el nivel uno, el paciente pierde la autonomía a nivel alimentario. O sea, no decide ni la cantidad ni lo que va a tomar. Ya en el segundo nivel, puede tomar decisiones y se expone a alimentos que a él le apetezcan. Y en el tercero, tiene más libertad, decide la cantidad y se sirve él mismo", relata Arques.
Los trastornos de la conducta alimentaria son problemas de salud mental graves que pueden tener un impacto devastador en la vida de las personas. Entender sus características y factores de riesgo es esencial para identificarlos a tiempo y buscar tratamiento.
Con un apoyo adecuado y un tratamiento profesional, la mayoría de las personas pueden recuperarse y aprender a vivir con una relación más saludable con su cuerpo y la comida.