Cuando apareció la píldora anticonceptiva, allá por los años 60, fue una auténtica revolución tanto en el ámbito social como en el de la medicina. Las primeras formulaciones que fueron aprobadas. Desde entonces, millones de mujeres en todo el mundo han hecho uso de este método para evitar los embarazos de forma regular.
Sin embargo, no se puede negar que siempre ha habido una cierta polémica en cuanto a su uso, debido a los posibles efectos secundarios que genera su consumo. De hecho, al poco tiempo de empezar a comercializarse, se publicó una reseña en la prestigiosa revista The Lancet en la que se ya se hablaba de los problemas de coagulación que provocaba en algunas mujeres y, concretamente, hacía referencia a la muerte de una mujer joven que la tomaba de forma regular.
Desde entonces, su uso ha estado relacionado en diversos estudios con diferentes patologías. Algunas más leves, como desajustes menstruales, sangrados vaginales fuera de la regla, dolores de cabeza o aumento de peso y otros más graves, como una mayor incidencia de trombosis o cáncer de mama.
Desde que se aprobó en Estados Unidos en los 60, la píldora ha experimentado diversos cambios hasta el día de hoy. Básicamente, se ha reducido significativamente la dosis hormonal, lo que ha permitido, entre otras cosas, poder usarlas durante periodos de tiempo más prolongados, no tener que realizar periodos de descanso, que tengan mayor fiabilidad, tener menos efectos secundarios y administrarse, además de por vía oral, por vía vaginal, intramuscular y subcutánea.
Sin embargo, generalmente no se solía prescribir a mujeres mayores de 35 años por los riesgos que podía acarrear su ingesta. Con la edad, aumenta ya de por sí la posibilidad de padecer enfermedades cardiovasculares y metabólicas, por lo que se prefería no recetar para evitar complicaciones. Especialmente se desaconseja en mujeres fumadoras o con riesgos cardiovascular. Esto ha provocado que exista la creencia social de que tomar la píldora más allá de los 40 puede ser nocivo para la salud, pero… ¿es realmente así?
La Universidad de Granada llevó hace un tiempo un pionero estudio al respecto, en el que se analizaban los riesgos y los beneficios de este fármaco en las mujeres mayores de 40 años. Los investigadores realizaron una completa revisión de todos los estudios científicos que se han llevado a cabo en el mundo sobre esta cuestión y la conclusión a la que llegaron es que, al contrario de lo que se piensa, el uso de anticonceptivos hormonales está también recomendado para este grupo de edad. Y no solo eso, puede estar recomendado en el caso de se produzcan desajustes menstruales.
La razón, como se señalaba anteriormente, es que las nuevas formulaciones incluyen un menor nivel hormonal y su procedencia es natural, lo que ha minimizado los riesgos de forma drástica. Eso sí, siempre debe hacerse bajo supervisión médica, porque ante cualquier problema de salud –especialmente los circulatorios- no debe ingerirse.