El sodio es un nutriente esencial para la vida, que nuestro organismo utiliza para muchos procesos como la regulación de los fluidos y la presión arterial, el transporte de nutrientes y la función de las células nerviosas. El problema es cuando consumimos demasiado en forma de sal común; una circunstancia habitual en la dieta occidental debido al aumento de su presencia en los alimentos procesados.

Se sabe que su alto consumo aumenta el riesgo de sufrir patologías como un derrame cerebral o desarrollar una afección cardíaca o una enfermedad autoinmune, como recoge el estudio Is too much salt harmful? Yes (¿Es dañina demasiada sal? Sí) llevado a cabo en Hungría.

Pero… ¿también nos puede hacer engordar? La ingesta alta de sal aumenta la sed. El organismo utiliza el exceso de líquido consumido para diluir el sodio de más que no podemos excretar con la suficiente rapidez. Sin embargo, el volumen de orina no cambia, lo que significa que este líquido adicional permanece en el cuerpo. Por lo tanto, un aumento repentino en la ingesta de sodio puede hacer que aumente el peso en forma de líquido.

Esta es la razón por la que algunas personas aseguran que se sienten hinchadas después de comer alimentos con alto contenido de sal. Es importante tener en cuenta que esta retención de líquidos generalmente es solo temporal. Los niveles de líquidos corporales normalmente vuelven a la normalidad después de unos días. Sin embargo, es cierto que la relación entre la ingesta dietética de sal y el equilibrio de líquidos es compleja y se necesita más investigación en esta área para comprender mejor cómo influye.

El exceso de sodio provoca retención de líquidos

El gran problema es que muchos alimentos con alto contenido de sal agregada son muy calóricos. Por ejemplo, la comida rápida, los alimentos fritos, los congelados o las salsas suelen tener un alto contenido de sal y calorías. Por eso, hay estudios que han encontrado que la ingesta alta de sodio puede aumentar el riesgo de obesidad. Es el caso de la investigación High salt intake: independent risk factor for obesity? (Alto consumo de sal: ¿factor de riesgo independiente de obesidad?) llevada a cabo en China con 1.243 niños y adultos que demostró que aquellos con mayor sodio urinario tenían más probabilidades de tener obesidad o sobrepeso. El estudio también encontró que un aumento de 1 gramo por día en la ingesta de sodio se asoció con un aumento del 28% y 26% en el riesgo de obesidad en niños y adultos, respectivamente.

Por eso, es importante controlar la ingesta de sal agregada para asegurarse de que la dieta no sea excesivamente alta en sal, tratando de evitar alimentos como pizza, hamburguesas, patatas fritas, snacks, carnes procesadas como los embutidos y las sopas enlatadas.

En la cocina preparada en casa, es aconsejable reducir su consumo probando los alimentos antes de agregar la sal y optando porque la comida esté más sosa. La OMS recomienda reducir el consumo de sodio en los adultos a menos de 2 g/día. Un truco es usar zumo de limón, hierbas frescas, ajo y especias para reducir la necesidad de sal y dar sabor a las comidas.