Un momento. Demos un paso atrás antes de entrar en materia. Un juez australiano ha obligado a las autoridades de la isla a restituir el visado de entrada a Novak Djokovic, el as serbio del tenis —líder de la ATP, a 2.080 puntos del segundo clasificado. Anthony Kelly sentenció que las autoridades habían sido injustas y prepotentes con el deportista porque no le habían dejado defenderse ni hablar con los organizadores del Open de Australia para aclarar su situación. Kelly no va al fondo de la cuestión. El visado le fue negado porque Djokovic no está vacunado contra la covid. Él siempre dice que "es una decisión personal y privada" de la que no tiene que dar explicaciones. Pero la ley australiana, como la de tantos países, obliga a los visitantes a estar vacunados a menos que no se hayan recuperado de alguna enfermedad que haya impedido su vacunación. Eso es, justamente, lo que alegan los abogados del tenista. Las autoridades, por el contrario, han aportado una evidencia en contra. El juez no ha querido decidir al respecto y ha preferido condenar la arbitrariedad de las autoridades con el jugador. Ya veremos cómo acaba. Australia aún le puede revocar el visado. El país está a punto de celebrar elecciones y uno de los anuncios de campaña consiste en ver quién la tiene más larga en política migratoria.

La Vanguardia, El Periódico y El País lo llevan en portada. No hay duda que es la historia del día. Pero la presentan como un episodio de David Djokovic contra Goliat Australia, de manera naif, infantil, con títulos sobadísimos de "Djokovic gana el primer set", etcétera. Qué despropósito. Aquí está en juego algo más que una historieta de buenos y malos. El supuesto débil es un antivacunas que se ha vanagloriado de oponerse a ellas blandiendo excusas frívolas y anticientíficas. Djokovic es, en este caso, campeón de la vergüenza. Eso no impide que El Mundo se ponga a su favor. A base de ir blanqueando las versiones más ultras de la derecha española, este diario ha acabado asociándose con las manías más esotéricas de ese espectro político, una de las cuales es generar confusión al oponer falsamente libertad y salud y poner en duda la vacunación. En el título de portada —habla de un "Djokovic exultante" que "desafía a Australia"— se le ve el plumero a kilómetros. Hacen campaña antivacunas por la puerta de atrás, disfrazando de lucha por la libertad el capricho antisocial de un millonario. Defender a Miguel Bosé queda feo, porque las dice de padre y muy señor mío. Pero ponerse al lado de una estrella del deporte tan simpática como el tenista serbio es un buen vehículo para vender ideología antivacunas. No-Vak Djokovic, lo llamaba el diario progre italiano La Repubblica.

En su crónica de este lunes, The New York Times, explica en un par de párrafos qué es lo que en realidad se ventila en este caso. "Está claro —dice— que muchos australianos se avergüenzan de todo ello, incluso muchos defensores que las reglas se tienen que aplicar por igual a todos. El acceso a Australia por el torneo y por viajes internacionales en general durante la pandemia se han visto afectados por la confusión, la disfunción y la politiquería, añadidas a una mezcla de incompetencia y desorden típicos de la época covid. Ahora bien, los funcionarios de aduanas y el gobierno "intentan cumplir la voluntad de millones de ciudadanos que, en general, detestan a los que se saltan la cola y las reglas. Los australianos se han afanado en cumplir las órdenes de vacunación y han soportado confinamientos y cierre de fronteras. Muchos tienen poca tolerancia con una estrella conocida por predicar ciencia-basura y que, según algunos, "obtuvo trato de favor al recibir una exención de vacunación en medio del peor momento de la pandemia en Australia". Valía la pena citarlo para que tanto los antivacunas de El Mundo como los diarios naif tomen nota.

Y no sabes lo peor. Resulta que en el hotel donde tenían a Djokovic confinado se alojan también migrantes que Australia —una regulación migratoria de las más rigurosas del mundo— quiere deportar. Algunos llevan allí 10 años. Ningún periódico de Barcelona o de Madrid les ha prestado tanta atención como a Djokovic. Es bastante elocuente.

ME

El Mundo, portada

EP

El País, portada

LV

La Vanguardia, portada

EPC

El Periódico, portada

AHORA

Ahora, portada

EPA

El Punto Hoy, portada

LR

La Razón, portada

ABC

ABC, portada