La noticia del día la lleva La Vanguardia, aunque pequeña y por debajo: el Gobierno quiere rebajar las pensiones unos 1.100 euros. Por fin un titular que se entiende y no como el de unos días atrás donde te hacías un lío con el periodo de cotización, total para decir eso, que te quieren recortar la jubilación. El Mundo lo complementa al explicar que quieren cargarse las jubilaciones forzosas para ahorrar en pensiones. Sin embargo, el tema que abre las portadas no es este, sino el Reino Unido, aunque no todas a causa de la pandemia.

También es de La Vanguardia el titular menos sensacionalista respecto a este asunto: las vacunas que vienen pueden con la nueva variante del virus de la Covid-19 aparecida en el Reino Unido. El Periódico, en cambio, dice que hay "caos" en aquel país. Ni los tabloides británicos llegan tan lejos, pero como aquello cae a miles de kilómetros, pues leña al mono. El Punt Avui habla de "Brexit sanitario", que ya ves. Han tenido suerte que ningún otro diario utilice la expresión, que ayer debía correr por todas las reuniones de portada del mundo. Ara, más modesto, se queda en la suspensión de vuelos. Ya ves, cada diario te explica un Reino Unido diferente.

La prensa británica de este martes 22

Los diarios de Madrid no pierden la oportunidad de zurrar la pérfida Albión. ABC hace una portada de venganza landista, muy cómica. Déjalos. Se sacan la espina de tantos años de portadas estivales en patriótica defensa del Gibraltar español. El Mundo habla del "endurecimiento de los controles fronterizos" en el peñón y también dice que el Gobierno quiere hacer un registro de no vacunados. ¿Cómo sabrán quién no se ha vacunado? ¿No sería más fácil hacer un registro de los vacunados? Esta información tiene pinta de invent o de ganas de marear la perdiz.

Mientras unos y otros se entretienen con patrioteradas de carajillo y faria, El País les quita el pan del cesto con una noticia de verdad sobre el futuro del territorio británico. Según el diario progre, si el acuerdo se cierra, la frontera se trasladará de la famosa verja que separa España de Gibraltar al aeropuerto y el puerto del peñón, y parece que del control se encargará Frontex, la agencia de la UE. Los llanitos gibraltareños y los españoles podrán circular libremente; los británicos no llanitos deberán enseñar el pasaporte.

El precedente de Gibraltar

Tiene gracia. El acuerdo se parece bastante al plan de fronteras previsto para la República de Irlanda e Irlanda del Norte (o Ulster) una vez se ejecute el Brexit. Incluye la celebración de un referéndum para preguntar a los norirlandeses si aceptan mantener esa situación. Nótese que la decisión de convocarlo dependerá del gobierno del Ulster, no de Londres. Es decir, que cada vez será menor la diferencia entre un referéndum para la gestión fronteriza —de la que, por cierto, se encargará la UE, es decir la República— y un referéndum para unificar la isla.

Claro, entre que el Ulster votó a favor de seguir dentro de la UE, que la demografía favorece a los partidarios de la reunificación y que los flujos políticos soplan a favor de los republicanos... no sería extraño que hubiera un movimiento de fronteras. Quizás lo que España quiere con Gibraltar es también hacer un Ulster. La diferencia es que el 99% de los llanitos han votado que no quieren dejar de ser británicos. Pero podría ser un precedente y una solución para otros territorios europeos con aspiraciones a cambiar de Estado o tener el suyo propio, sea dicho sin mirar a nadie.