La tecnología ya tiene un papel determinante en nuestras vidas. Pero ¿sería posible prevenir un infarto con su ayuda? “El big data nos puede ayudar a encontrar patrones conjuntos de variables que hacen probable un infarto a corto o medio plazo. En estos casos se podría, al menos teóricamente, prevenir su desarrollo”. Así lo explica Borja Ibáñez, cardiólogo del Hospital Fundación Jiménez Díaz y director de Investigación del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) con el que ha llegado a un acuerdo Quirónprevención.
“Sabemos que las tecnologías tienen un gran potencial, aunque probablemente es mucho mayor del que ahora podemos imaginarnos. Los entornos sanitarios de dentro de unos años no se parecerán mucho al entorno tradicional” y añade que “se crearán nuevas especialidades y, por ejemplo, los matemáticos, físicos o bioinformáticos serán una parte fundamental de los hospitales y se realizaran más controles virtuales e incluso se podrá tener acceso a las constantes de pacientes de forma remota las 24 horas del día”.
Ibáñez expone que las publicaciones que se realicen tendrán todo el detalle que sea relevante para alcanzar la conclusión. Así, los hábitos de vida también serán incluidos en las publicaciones si es que es relevante para el diagnóstico de alguna enfermedad. “Estas estadísticas existen y son de acceso permitido siempre que haya un objetivo positivo y con el respaldo de un protocolo de investigación serio”.
A pesar estos los grandes avances que ha habido en el campo de la prevención cardiovascular, todavía estamos lejos de conocer en detalle la aparición de la enfermedad y su progresión. “Más importante aún es que no conocemos bien la salud. Con un acceso a una cantidad tan grande de datos anónimos y de seguimientos en reconocimientos de salud, podremos avanzar en estas preguntas. Sin duda, el resultado de este acuerdo resultará en aumento del conocimiento y esto podrá trasladarse para mejorar la prevención cardiovascular”, explica el doctor.
"La tecnología es fundamental"
Sin embargo, Ibáñez resalta que “hoy en día la tecnología es fundamental en casi toda la investigación biomédica. De hecho, los grandes avances científicos suelen tener el denominador común de grandes investigadores trabajando con tecnología punta. En este caso será necesario utilizar tecnología de big data para manejar la cantidad tan grande de datos. Es por ello que la participación de la unidad de bioinformática del CNIC es muy relevante”.
Aunque la preocupación por la información y los datos cruzados es cada vez más alta, el doctor asegura que no hay preocupación alguna por el uso de los datos personales. “Los estudios se consideran de tipo ‘ecológico’, lo que quiere decir que ningún dato puede asociarse a ninguna persona y sólo se analizan los conjuntos de datos. La base de datos está anonimizada y sin ninguna posibilidad de trazabilidad, por lo que la confidencialidad está asegurada”.
Las enfermedades cardiovasculares son la causa más frecuente de mortalidad. Se encuentran detrás del 30% de los decesos y su incidencia va al alza. Precisamente, ante esta situación, el Grupo Quirónsalud organizó la I Jornada Internacional de Patología cardiovascular en el Instituto del Corazón Teknon, donde, además del doctor Ibáñez, han participado especialistas de todo el mundo para debatir los últimos avances en esta materia.