La hipertensión arterial en la mediana edad está muy relacionada con el deterioro cognitivo leve y más adelante con la demencia. En concreto, afecta a la sustancia blanca del cerebro, donde se encuentran los tejidos subcorticales, además de unas fibras nerviosas llamadas axones, que son las extensiones de las neuronas y que están recubiertas de una capa llamada mielina.

A diferencia de la materia gris, la materia blanca continúa evolucionando en la edad adulta. Científicamente se ha probado que cuando se produce una anormalidad en la mielina del cerebro, hay una mayor incidencia de enfermedades neurológicas, como el Alzheimer y otras demencias.

El estudio

La investigación realizada por expertos de la Universidad de Texas, en Austin, y publicada en la revista JAMA (Journal of the American Medical Association), analiza la conexión existente entre la hipertensión en la mediana edad, alrededor de los 50 años, y las lesiones de la sustancia blanca que pueden conducir a un deterioro cognitivo en la tercera edad. 

Entre las 449 personas que tomaron parte de la investigación, los científicos descubrieron que el control de la presión arterial correspondía con una menor probabilidad de lesiones en la sustancia blanca más adelante. 

El estudio duró cuatro años. Durante este tiempo, recibieron un tratamiento estándar para reducir la presión arterial sistólica a menos de 140 mm Hg o un tratamiento intensivo para reducir la presión arterial sistólica por debajo de 120 mm Hg.  El volumen total de las lesiones de la sustancia blanca aumentó menos en el grupo de tratamiento estándar que en el intensivo.

Esto quiere decir, según los expertos, que este último tipo de tratamiento reduce significativamente la incidencia de las lesiones en la sustancia blanca del cerebro en personas que tienen una mayor probabilidad de experimentar este tipo de daño debido a su hipertensión.

Los científicos subrayan que estos resultados son prometedores, sobre todo porque debido al envejecimiento de la población, está aumentando de forma considerable el número de enfermos con patologías de carácter cerebral. Si a un buen tratamiento preventivo mejorando la hipertensión se une un mayor seguimiento mediante escáneres cerebrales y otras pruebas cognitivas, se puede lograr un gran avance en lo que se refiere a proteger el cerebro a lo largo de la vida de una persona. 

La hipertensión se produce cuando los vasos sanguíneos del organismo tienen una tensión persistentemente alta, lo que puede dañarlos. La tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de las arterias al ser bombeada por el corazón. Cuanto más alta es la tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para funcionar, tal y como explica la OMS. Es el factor de riesgo cardiovascular más prevalente y se calcula que más de mil millones de personas la padecen en el mundo.