Si eres de los que tiene mediciones muy dispares en la presión arterial, sobre todo entre los 20 y los 35 años, podrías tener un mayor riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular en la mediana edad. Así ha quedado de manifiesto en una nueva investigación realizada por la Universidad de Duke en Carolina del Norte y publicada en la revista JAMA Cardiology. En ella se destaca la necesidad de que se revisen de nuevo los protocolos de seguimiento de la presión arterial para determinar si es necesario llevar a cabo algún tipo de prevención extraordinaria o incluso la prescripción de medicación. 

El estudio

Para llevar a cabo la investigación, los científicos evaluaron las mediciones de 3.394 personas estadounidenses. En concreto, analizaron la tensión arterial, la variabilidad entre visita y visita al especialista y el cambio de media anual en la presión arterial. Los participantes eran adultos blancos y afroamericanos de 18 a 30 años, todos los cuales participaron en el estudio entre marzo de 1985 y agosto de 2015. Durante este tiempo, los adultos participaron en exámenes de seguimiento a los 2, 5, 7, 10, 15, 20, 25 y 30 años.

Casi el 46% de los participantes eran afroamericanos, y cerca del 56%, mujeres. El objetivo principal del estudio fue la presión arterial sistólica, el número superior en las lecturas de presión arterial. Una lectura sistólica de más de 130 milímetros de mercurio (mm Hg) suele ser un indicador de hipertensión. Diez años después, se identificó a los participantes que habían mostrado variaciones en su presión arterial sistólica y continuaron con el seguimiento durante las siguientes dos décadas para examinar un posible vínculo con la enfermedad cardiovascular. 

Durante el periodo de tiempo en el que se produjo el estudio, murieron 181 personas y 162 sufrieron episodios cardiovasculares como enfermedad coronaria, insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular, ataque isquémico transitorio y enfermedad arterial periférica. Los científicos descubrieron que por cada pico de variación de la presión arterial de 3,6 mm Hg en la edad adulta, el riesgo de enfermedad cardiovascular era un 15% mayor en los siguientes 20 años

Es decir, aquellos que, por ejemplo, presentaban unas cifras de tensión arterial en el mes de diciembre y al volverse a medir en enero eran significativamente más bajas, aunque la media fuera una medición normal, tenían a la larga más riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular. Por lo tanto, la variación de las cifras en un periodo determinado de tiempo –una circunstancia que hasta ahora no había sido demasiado valorada en los seguimientos médicos– podría tener mucha más importancia de la que se pensaba en un principio. Porque la detección temprana de ese riesgo significa que una persona puede hacer cambios en su estilo de vida para prevenir el desarrollo de hipertensión y otras enfermedades más graves más adelante en su vida. O incluso tomar algún tipo de medicación que le ayude a prevenir lo que pueda suceder después.