Los 40 años son una edad magnífica para comenzar a cuidarse de forma efectiva y adoptar buenos hábitos de vida. Según un estudio publicado por JAMA Network Open (la revista de la Journal of the American Medical Association, por sus siglas en inglés), aumentar la actividad física en esta etapa de la vida reduce con las mismas posibilidades el riesgo de cáncer, las enfermedades cardiovasculares y la mortalidad por cualquier causa.
Aumentar la actividad física en esta etapa de la vida reduce con las mismas posibilidades el riesgo de cáncer, las enfermedades cardiovasculares y la mortalidad por cualquier causa.
Pero antes de comenzar a hacer ejercicio, es aconsejable realizar un chequeo médico. Con él podremos comprobar una serie de parámetros que debemos medir con una cierta frecuencia, a partir de esta edad, para estar atentos y mantener una buena salud.
1. Nivel de glucosa en sangre y resistencia a la insulina
Nuestro organismo debe equilibrar los niveles de insulina y glucosa, porque si no hay suficiente cantidad de la primera, el azúcar en sangre se mantiene a niveles mayores que los normales (hiperglucemia) y las células no pueden obtener la energía que necesitan. En cambio si el nivel de insulina es bajo, el azúcar en sangre disminuye (hipoglucemia) y puede provocar temblores, mareos, y shocks. Si el nivel de glucosa no es el adecuado, tenemos una gran posibilidad de desarrollar diabetes.
2. Medir la presión arterial
Se debe medir, como mínimo, una vez al año y si es que no hay una patología concreta desarrollada. La presión alta puede desencadenar trastornos cardiovasculares graves como el infarto de miocardio, el derrame cerebral o la insuficiencia cardiaca.
3. El Índice de Masa Corporal (IMC)
Como indica la OMS, el índice de masa corporal (IMC) –el peso en kilogramos dividido por el cuadrado de la talla en metros (kg/m2)– es un índice utilizado frecuentemente para clasificar el sobrepeso y la obesidad en adultos. La OMS define el sobrepeso como un IMC igual o superior a 25, y la obesidad como un IMC igual o superior a 30.
4. Prueba del colesterol
Tal y como explica la Asociación Americana del Corazón, el colesterol alto en la sangre indica un riesgo mayor de sufrir ataque al corazón y ataque cerebral. El “perfil de lipoproteína” es una prueba para conocer la cantidad de colesterol en la sangre, donde se pueden obtener datos del LDL o colesterol malo, el HDL o colesterol bueno, y los triglicéridos (las grasas en la sangre).
5. Comprobar tu vitamina D
La falta de vitamina D es una auténtica epidemia en la población adulta. Es un micronutriente que desempeña un papel fundamental en la mineralización ósea en todas las edades. Además, incide en la regulación de los niveles de calcio en sangre y estimula la absorción de calcio a nivel intestinal y renal. Hay estudios que apuntan su relación con la obesidad y el desarrollo de algunos tipos de cáncer.