El ayuno intermitente es uno de los métodos nutricionales más de moda en los últimos años. Consiste en realizar una dieta con intervalos de tiempo reducidos para las comidas y espacios más amplios de ayuno al día.

Se puede realizar de diversos modos, como por ejemplo el llamado 16:8, en el que la persona que lo sigue ha de mantenerse 16 horas en ayunas (coincidiendo principalmente por la noche) y comer en las 8 restantes; el de 24 horas, por el que se realiza una sola comida al día. O también el de días alternos, en el que la dieta debe realizarse mediante un ayuno un día y alimentación otro.

Todavía es necesario hacer más investigaciones sobre el tema para determinar todos sus beneficios o contraindicaciones, pero cada vez van surgiendo más como este estudio llevado a cabo en Australia con ratones que analizaron qué sucede en el tejido graso durante el ayuno intermitente. En él se demuestra que desencadena una cascada de cambios, según el tipo de depósitos de grasa que se tienen y dónde se encuentran alrededor del cuerpo.

Los investigadores de la Universidad de Sidney descubrieron que la grasa alrededor del estómago, que se acumula en la zona abdominal entre en una especie de modo de conservación, adaptándose con el tiempo y volviéndose más resistente a la pérdida de peso.

Los expertos, cuyos hallazgos se publican en la revista Cell Reports, encontraron cambios a la hora de hacer el ayuno intermitente en la grasa visceral del vientre, que es el tejido graso que rodea nuestros órganos, incluido el estómago, y la grasa subcutánea, que se encuentra justo debajo de la piel y está asociada con una mejor salud metabólica.

Plato vacíoEl estudio ha descubierto interesantes consecuencias de llevar a cabo un ayuno intermitente

“Si bien la mayoría de la gente piensa que todo el tejido graso es el mismo, de hecho, la ubicación marca una gran diferencia”, aseguran los científicos. “Nuestros datos muestran que tanto la grasa visceral como la subcutánea experimentan cambios dramáticos durante el ayuno intermitente”.

Durante el ayuno, el tejido graso proporciona energía al resto del cuerpo mediante la liberación de moléculas de ácidos grasos. Sin embargo, los investigadores encontraron que la grasa visceral se volvió resistente a esta liberación de ácidos grasos durante el ayuno. También hubo signos de que la grasa visceral y subcutánea aumentaba su capacidad para almacenar energía en forma de grasa, lo que probablemente reconstruiría rápidamente el depósito de grasa antes del siguiente período de ayuno.

Por lo tanto, según la investigación, la grasa visceral puede adaptarse a episodios de ayuno repetidos y proteger su reserva de energía. Este tipo de adaptación puede ser la razón por la que este tipo de grasa puede ser resistente a la pérdida de peso después de largos períodos de dieta.

Medida abdomenLa grasa visceral puede ser resistente a prolongados periodos de dieta

Los expertos utilizaron modelos de ratón porque su metabolismo es mucho más rápido, lo que permite observar cambios más rápidamente que en los ensayos en humanos. A partir de ahora quieren descubrir mecanismos por los cuales se produce esta resistencia y también qué tipos de dieta y otras intervenciones pueden ser mejores para combatir la grasa abdominal.