Una úlcera gastroduodenal es una herida o llaga que surge en la mucosa gástrica o duodenal y que afecta al 40% de la población. La principal causa de riesgo es la infección por Helicobacter pylori, una bacteria que puede contagiarse por vía fecal-oral o bien oral-oral, principalmente dentro del ámbito familiar, padres-hijos o entre hermanos.

Las úlceras no siempre presentan síntomas, pero cuando lo hacen, los más frecuentes son dolor o molestia en la parte alta y central del abdomen, distensión, saciedad precoz, falta de apetito, náuseas y vómitos y oscurecimiento de las heces pudiendo llegar a ser negras como el alquitrán. Las úlceras que sangran pueden causar anemia y cansancio.

De forma menos frecuente, otras personas pueden llegar a desarrollar gastritis crónica, porque se pueden producir cambios en el revestimiento o capa interna del estómago, o en casos muy excepcionales el cáncer de estómago.

Tal como recomienda la Sociedad Española de Patología Digestiva, promovida por la Fundación Española del Aparato Digestivo, debido a que el Helicobacter es la principal causa y es una infección tan común, es importante detectarla y erradicarla. Existen diferentes pruebas para poder diagnosticar la presencia de la infección, y estas son las principales:

Test del aliento

Consiste en la toma de una pastilla de urea que contiene carbono 13, la cual se descompone en el organismo pasando a la sangre y de ahí a los pulmones, lo que permite analizar el aire expulsado con el aliento y saber si el test es positivo en Helicobacter pylori o no.

Prueba de alientoEl test del aliento es uno de los métodos más comunes para detectar la bacteria

Determinación del antígeno

Consiste en buscar en las heces del paciente la presencia del antígeno del Helicobacter pylori.

Test serológico

Consiste en la determinación en sangre de la presencia de anticuerpos frente a la bacteria.

Test invasivo

Es posible determinar la presencia del Helicobacter pylori tomando una pequeña

muestra del tejido gástrico y realizando un test de ureasa, que es un test parecido al del aliento, en el que se pone en contacto la muestra de tejido con un medio que contiene urea marcada. En caso de tener la infección, el Helicobacter pylori descompone la urea y el medio toma un color determinado que indica su presencia.

También es posible analizar la presencia del Helicobacter pylori directamente al microscopio al examinar las biopsias de tejido gástrico con tinciones histoquímicas e incluso con técnicas más específicas como la inmunohistoquímica, si bien ésta última no es de uso frecuente.

Habitualmente, el tratamiento que se aplica es antibiótico. El objetivo es eliminar la bacteria, pero no siempre se consigue, debido al desarrollo de resistencia a los antibióticos por parte de la misma.