No es la primera vez que un estudio científico relaciona un trastorno como el TDAH con un alto consumo de azúcar en la dieta. Pero una nueva investigación llevada a cabo por la Universidad de Colorado y publicada en la revista Evolution and Human Behavior acaba de ir un poco más allá. Sugiere que la ingesta excesiva de este nutriente, además de influir en el TDAH, puede tener que ver con otras afecciones como el trastorno bipolar e incluso los comportamientos agresivos, y que pueden tener una base evolutiva.
La investigación presenta una hipótesis que señala el papel de la fructosa, un componente del azúcar y del jarabe de maíz de alta fructosa, y el ácido úrico (un metabolito de la fructosa), como posible factor de riesgo para el aumento de estos trastornos del comportamiento. “Creemos que la fructosa, al reducir la energía en las células, desencadena una respuesta de búsqueda de alimento similar a la que ocurre durante la inanición”, aseguran los expertos que han participado en la investigación.
Los trabajos muestran que una respuesta de búsqueda de alimentos estimula la toma de riesgos, la impulsividad, la búsqueda de novedades, la toma de decisiones rápida y la agresividad para asegurarse la comida como una respuesta de supervivencia. La sobre activación de este proceso por la ingesta excesiva de azúcar puede causar un comportamiento impulsivo que puede ir desde el TDAH hasta el trastorno bipolar o incluso la agresión.
“Si bien la vía de la fructosa estaba destinada a ayudar a la supervivencia, la ingesta de fructosa se ha disparado durante el último siglo y puede estar sobrecargada debido a las altas cantidades de azúcar que se encuentran en la dieta occidental actual”, agregan los científicos.
El estudio analiza cómo la ingesta excesiva de fructosa presente en los azúcares refinados y el jarabe de maíz con alto contenido de fructosa puede contribuir a la patogenia de los trastornos del comportamiento asociados con la obesidad y la dieta occidental. Los científicos no atribuyen al azúcar ser la génesis principal que desarrolle el comportamiento agresivo, pero sí que apuntan a que puede ser uno de los factores contribuyentes.
En la investigación se recomienda seguir profundizando en este tema, analizando el papel del azúcar y el ácido úrico, especialmente con nuevos inhibidores del metabolismo de la fructosa en el horizonte. “La identificación de la fructosa como factor de riesgo no niega la importancia de los factores genéticos, familiares, físicos, emocionales y ambientales que dan forma a la salud mental”, finalizan.