Una nueva investigación llevada a cabo en ratones ha desvelado que la restricción calórica, especialmente en combinación con el ejercicio, puede hacer que los huesos sean más pequeños y más débiles.

El trabajo lo realizó un equipo de investigadores de la facultad de medicina de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill y los hallazgos, que han sido publicados en Journal of Bone and Mineral Research, supusieron una sorpresa para sus autores. Sin embargo, investigaciones anteriores también realizadas en roedores, habían demostrado que una dieta –e incluso alta en calorías–, combinada con la práctica de ejercicio es buena para la salud de los huesos.

Bajo calorías

Aunque muchas veces no pensemos en ello, el hueso es un material que está muy vivo y se renueva continuamente. Desde la infancia hasta los 30 años aproximadamente, los huesos se van formando y crecen hasta que llega el punto máximo, a partir del cual la mayoría de las personas puede aspirar a minimizar la pérdida ósea. 

La mejor manera para llevarlo a cabo es haciendo ejercicio de manera regular, no fumando ni bebiendo demasiado alcohol y teniendo presente que es conveniente mantener un nivel adecuado de vitamina D y calcio en la dieta.

Los hallazgos del estudio podrían ser especialmente relevantes para las mujeres porque a medida que estas envejecen, su salud ósea comienza a deteriorarse de forma natural.

La investigación

Los científicos estadounidenses centraron el estudio en la grasa de la médula ósea. La ciencia aún no ha sido capaz de entender completamente cómo funciona este tipo de grasa, pero se sospecha que es perjudicial para los huesos en los mamíferos. Tanto es así que en estudios anteriores se ha podido entrever que los niveles más bajos de grasa de la médula ósea suelen ser una indicación de que los huesos gozan de buena salud.

En trabajos previos, el equipo de investigadores de Carolina del Norte descubrió que los niveles de grasa de la médula ósea aumentan cuando el consumo excesivo de calorías conduce a la obesidad. Asimismo, vieron cómo cuando se ejercitaban ratones con un peso normal y con obesidad, esto causaba una caída en la grasa de la médula ósea y mejoraba su densidad ósea.

Por eso el objetivo del nuevo estudio se centró en descubrir qué sucede con la grasa de la médula ósea y la salud de los huesos mientras tiene lugar una restricción calórica.

Se comenzó dividiendo a ratones en dos grupos. A partir de ahí alimentaron a un grupo con una dieta normal y al otro con una dieta consistente en alimentos que aportaban un 30 por ciento menos de calorías. Eso sí, este último grupo recibió suplementos de vitaminas y minerales para que los nutrientes entre los miebros de los dos conjuntos fuera el mismo. Luego, se dividió a los ratones otra vez, en esta ocasión en subgrupos sedentarios y de ejercicio y se les monitorizó por un periodo de seis semanas.

Flexiones

Los resultados mostraron que aunque los roedores con restricción calórica perdieron peso, sus niveles de grasa de la médula ósea aumentaron de manera significativa. Asimismo, estos ratones también sufrieron una disminución en la cantidad ósea.

El equipo descubrió que sumar ejercicio físico a la restricción calórica condujo a una reducción en la grasa de la médula ósea. Sin embargo, sorprendentemente también conllevó una reducción en la cantidad y calidad general del hueso. Inesperadamente, ante una restricción calórica, la actividad física hace los huesos más frágiles en lugar de más robustos.