El Alzheimer es una enfermedad incurable y se suele detectar tarde, por eso la comunidad científica sigue investigando posibles formas de detectarla y prevenirla.
Según una nueva investigación de título Retinal imaging demonstrates reduced capillary density in clinically unimpaired APOE ε4 gene carriers (Las imágenes de la retina demuestran una densidad capilar reducida en portadores del gen APOE ε4 clínicamente intactos) realizada por científicos del Instituto Weill de Neurociencias de la UCSF, los escáneres de retina pueden detectar cambios clave en los vasos sanguíneos que pueden proporcionar una señal temprana de Alzheimer, al tiempo que ofrecen información importante sobre cómo uno de los genes de riesgo de Alzheimer más comunes contribuye a la enfermedad.
“El riesgo genético más prevalente de la enfermedad de Alzheimer es una variante del gen APOE, conocido como APOE4”, asegura la autora principal de la investigación Fanny Elahi, profesora asistente de neurología y miembro del UCSF Memory and Aging Center (MAC).
“Todavía no entendemos completamente cómo esta variante aumenta el riesgo de degeneración cerebral, solo sabemos que lo hace y que este riesgo se modifica por sexo, raza y estilo de vida. Nuestra investigación proporciona nuevos conocimientos sobre cómo APOE4 afecta los vasos sanguíneos y puede proporcionar un camino a seguir para la detección temprana de enfermedades neurodegenerativas”, subraya la investigadora.
Los estudios en ratones han analizado el efecto de APOE4 en los capilares del cerebro. Los expertos creen que estos pequeños vasos sanguíneos pueden desempeñar un papel importante en la enfermedad de Alzheimer, ya que llevan nutrientes y oxígeno al cerebro y se llevan los desechos. El daño a estos vasos sanguíneos podría causar una serie de problemas incluida la acumulación de proteínas y el deterioro cognitivo que se observa en las personas afectadas por la enfermedad de Alzheimer.
Debido a que no existe la tecnología necesaria para visualizar capilares individuales en los cerebros de las personas vivas, Elahi y sus colegas se fijaron en los ojos. En el nuevo estudio, publicado en la revista Alzheimer's and Dementia: Diagnosis, Assessment & Disease Monitoring, se demuestra que los cambios capilares asociados con APOE4 se pueden detectar en humanos a través de un escaneo ocular fácil y cómodo. Como tejido que penetra la luz y comparte la biología con el cerebro, los investigadores creen que la retina puede ayudar a determinar qué pueden estar haciendo las variantes de APOE4 en capilares similares dentro del cerebro, incluso en aquellos sin demencia.
El equipo utilizó una avanzada técnica de imágenes de la retina conocida como angiografía por tomografía de coherencia óptica (OCTA) para mirar a los ojos de personas mayores con y sin mutaciones APOE4 para evaluar los vasos sanguíneos más pequeños en la parte posterior del ojo.
Descubrieron que las personas con mayor densidad capilar de la retina también tenían un mayor flujo sanguíneo en el cerebro. Finalmente, el equipo examinó a los participantes con exploraciones PET previas de beta-amiloide, la proteína asociada con la enfermedad de Alzheimer, para ver cómo sus mediciones capilares retinianas se relacionaban con la carga de placas amiloides en el cerebro, que es el foco principal del diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer. Descubrieron que la densidad capilar no difería entre los grupos con y sin placas amiloides, ni varió junto con la carga amiloide.
Según Elahi, esa independencia sugiere que es poco probable que las anomalías capilares sean impulsadas por una patología amiloide, o que su relación puede, como mucho, ser indirecta. “Esta es la primera vez que hemos demostrado en seres humanos vivos y asintomáticos que los vasos sanguíneos más pequeños se ven afectados en los portadores del gen APOE4”. Eso es importante, agrega, porque sugiere que el mayor riesgo de degeneración cerebral y enfermedad de Alzheimer en los portadores de APOE4 puede deberse a su efecto sobre los vasos sanguíneos.