El ADN es como una impronta que llevamos grabada en nuestro organismo que le dice a las células qué proteínas debe fabricar y con qué objetivo. Y el ARN es el mensajero que lleva las instrucciones del ADN al sistema de producción de proteínas dentro de cada célula. La mayoría de las veces este proceso funciona sin problemas, pero cuando no lo hace, cuando el cuerpo no puede producir una proteína que necesita, puede desarrollarse una enfermedad. En los últimos años se está tratando de investigar sobre esta cuestión para dar un paso más en la medicina, tal y como ha ocurrido con la vacuna del coronavirus.
Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Massachusetts Amherst han dado a conocer el descubrimiento de un nuevo proceso para producir ARN. El ARN resultante es más puro, más numeroso y más rentable de lo que se haya hecho nunca y la nueva técnica elimina el mayor obstáculo en el camino hacia los fármacos terapéuticos de ARN de próxima generación.
Cuando se produce la deficiencia en la fabricación de las proteínas necesarias para una función del organismo, un método para tratar tales deficiencias de proteínas consiste en reemplazarlas. Pero los científicos saben desde hace mucho tiempo que es más eficaz que sea el propio organismo el que produzca la proteína que necesita. Este es precisamente el objetivo de un ámbito emergente de la medicina: la terapéutica del ARN. El problema es que los métodos actuales para producir ARN de laboratorio no pueden fabricar ARN que sea lo suficientemente puro, en cantidades suficientes de una manera rentable.
“Necesitamos mucho ARN”, asegura Elvan Cavaç, autor principal de un artículo que se ha publicado en el Journal of Biological Chemistry. “Hemos desarrollado un proceso novedoso para producir ARN puro, y dado que el proceso puede reutilizar sus ingredientes, produciendo entre tres y diez veces más ARN que los métodos convencionales, también ahorra tiempo y costos”.
El problema con el ARN impuro es que puede desencadenar reacciones como la inflamación, que pueden ser dañinas e incluso potencialmente mortales. Por ejemplo, el ARN impuro puede causar inflamación en los pulmones de un paciente con fibrosis quística. El ARN fabricado de forma convencional tiene que someterse a un proceso de purificación largo y costoso. “En lugar de tener que purificar el ARN”, subrayan los expertos, “hemos descubierto cómo producir ARN limpio desde el principio”.
Los expertos están ahora llevando a cabo experimentos que les permitirán aumentar la producción de ARN para satisfacer las necesidades de la sociedad. “El verdadero objetivo”, aseguran, “es tener un reactor de flujo, una especie de tubería continua en la que se puedan alimentar lentamente los ingredientes y hacer que el ARN puro salga continuamente por el otro extremo”.