El Departament de Salut ha detectado tres brotes de tos ferina con al menos 18 afectados en Cerdanyola del Vallès, según ha adelantado el diario Ara. De hecho, lo que ha habido es una explosión de contagios en Catalunya con más de 300 casos en lo que llevamos de 2024. Así lo recoge el último informe de la Agència de Salut Pública (ASPCAT), que explica que en 2023 se registraron 530 y que este año ya se han registrado 342, en solo un mes y medio. También ha incrementado la cifra de brotes: de los 67 del año pasado, en los 45 entre enero y febrero de este 2024.
Una de las explicaciones del ASPCAT al auge de la tos ferina es el fin de la eliminación de las restricciones al contacto social y la supresión del uso de mascarillas después de la pandemia de la covid-19, sobre todo en el grupo de 10 a 14 años. A esto habría que sumarle una disminución de la inmunidad con el tiempo, los cambios en el microorganismo, el mayor esfuerzo diagnóstico y el patrón cíclico de la enfermedad —hay brotes epidémicos cada 3-5 años—. Entonces, "hace falta mantener el esfuerzo diagnóstico y de vigilancia epidemiológica, mantener las coberturas de primovacunación y en las mujeres embarazadas y reforzar la vacunación de los niños con el fin de garantizar unas coberturas óptimas".
¿Qué es la tos ferina?
Hay que recordar que la tos ferina es una enfermedad respiratoria, infecciosa y contagiosa aguda producida por la bacteria Bordetella pertussis y caracterizada por una crisis de tos convulsiva que se puede prolongar durante semanas o meses, tal como recoge Salut. Su contagiosidad es muy elevada y se transmite por las pequeñas gotas proyectadas por la boca y la nariz en el momento de la tos. Es propia de la infancia, frecuentemente entre los dos y los cinco años, aunque también puede afectar a los lactantes y los bebés. En los adultos es menos frecuente y a menudo pasa desapercibida, ya que su curso es asintomático. Quien la sufre produce un ruido ferino al tratar de inhalar, motivo por el cual se llama así. Esta tos puede dejar secuelas como la neumonía, convulsiones, inflamación del cerebro (encefalopatía) y, en algún caso, la muerte. La gravedad de la enfermedad aumenta en menores de seis meses.
En los últimos años, la tos ferina se ha comportado como una enfermedad reemergente en numerosos países de nuestro ámbito socioeconómico. Es por eso que se han propuesto diferentes estrategias de intervención con el objetivo de disminuir la incidencia, de manera especial en el grupo de población que resulta más vulnerable: los niños durante el primer año de vida, especialmente durante los primeros meses, cuando todavía no han desarrollado la inmunidad inducida por la vacunación. Se trata de una enfermedad de declaración obligatoria individualizada, de manera que los profesionales tienen que declararla a la unidad de vigilancia epidemiológica correspondiente tan pronto como sospechen la existencia.