Sanidad ha notificado 300 fallecidos tras recibir la vacuna contra la covid-19, un porcentaje ínfimo sobre las más de 66 millones de dosis inoculadas en Espanya, y la gran mayoría de los decesos "se puede explicar por la situación clínica previa del paciente u otros tratamientos", sin que ello tenga que ver necesariamente "con el hecho de haber sido vacunado".

Según el octavo "Informe de farmacovigilancia sobre vacunas covid-19" publicado por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), en España se han inoculado, hasta el 5 de septiembre, un total de 66.835.870 dosis de vacunas sobre las que se han notificado 41.751 acontecimientos adversos.

Ello supone el 0,06 por ciento, de los que 8.515 fueron considerados graves, un 0,01 sobre el total de dosis administradas. De estas 8.515 notificaciones graves, 300 acabaron en fallecimiento, el 0,0004 de las dosis.

La AEMPS insiste en que la vacunación no reduce las muertes por otras causas diferentes a la covid, "por lo que durante la campaña es esperable que los fallecimientos por otros motivos sigan ocurriendo, en ocasiones en estrecha asociación temporal con la administración de la vacuna, sin que ello tenga que ver con el hecho de haber sido vacunado".

La AEMPS entiende por acontecimiento adverso grave el que requiere hospitalización, dé lugar a una discapacidad significativa o persistente, a una malformación congénita, ponga en peligro la vida o resulte mortal.

No obstante, la AEMPS precisa que los efectos adversos no pueden considerarse reacciones adversas debidas a la vacuna hasta que no se confirme una relación causal con su administración.

La situación previa del paciente

Y aclara que en la mayoría de los casos "el fallecimiento se puede explicar por la situación clínica previa del paciente u otros tratamientos que estuviera tomando".

De las 66,8 millones de dosis administradas, el 70 por ciento correspondió a Pfizer, el 15 por ciento a AstraZeneca, el 12 por ciento a Moderna y el 3 por ciento a Janssen.

Del total de vacunados, el 52 por ciento son mujeres y respecto a la distribución por edad, el 70 por ciento se corresponde con personas de entre 18 y 65 años; el 24 por ciento mayores de 65 años y 6 por ciento se sitúa en la franja de 12 a 17 años.

El informe revela que los acontecimientos adversos más notificados siguen siendo trastornos generales como fiebre, dolor en la zona de vacunación, cefalea y mareos y dolores musculares y de las articulación.

Según la AEMPS se encuentran en evaluación todas las vacunas por su posible relación con los casos notificados de síndrome inflamatorio multisistémico, así como los trastornos menstruales en AstraZeneca.

También se encuentra en evaluación la posible relación de vacunas de ARN mensajero (Pfizer y Moderna) con la aparición de eritema multiforme, inflamación de los riñones y síndrome nefrótico.

Adicionalmente, se evaluarán los casos notificados de trombosis de senos venosos sin trombocitopenia con la vacuna AstraZeneca y los de tromboembolismo venoso tras la administración de la vacuna de Janssen.

Respecto a Moderna, se ha identificado la diarrea como reacción adversa mientras que linfadenopatía o agrandamiento del ganglio linfático, trastornos de la sensibilidad y auditivos y vómitos han aparecido en el caso de Janssen.

El 72 por ciento de los casos han sido comunicados por profesionales sanitarios y el 28 por ciento por los ciudadanos. La mayoría de las notificaciones corresponde a personas de entre 18 y 65 años (88 por ciento) y mayoritariamente a mujeres, 76 por ciento.

 

Foto principal: Un chico recibe la vacuna contra la covid / Sergi Alcàzar