El Ministerio de Sanidad, que encabeza la ministra Mónica García, ha prohibido la venta y distribución de golosinas de cannabis. La orden fue publicada en el Boletín Oficial del Estado (BOE) del 22 de abril y ya ha entrado en vigor. Si bien estas chuches no incluyen los activos estupefacientes de esta sustancia, el THC, sí que contiene otros semisintéticos que se derivan de ella, modificados artificialmente en laboratorio, y que pueden provocar efectos similares o incluso más acusados que fumar marihuana. Asimismo, el Ministerio sostiene que estas golosinas no dejan de ser "cannabinoides" sin una aplicación farmacológica a los que hay que aplicar "mecanismos de control".

A principios de abril, la unidad de toxicología del Hospital Clínic Barcelona dio aviso porque los casos de intoxicación por consumo de golosinas de cannabis se habían duplicado en dos años, con 24 atendidos en 2024. En la mayoría de casos, el 58%, los pacientes eran mujeres turistas de mediana edad que habían comprado estos productos como recuerdos o como broma en las tiendas de productos relacionados con el cannabis que proliferan en el centro de la ciudad. Entonces, el Clínic ya alertó de la falta de regulación de estos dulces, que hasta ahora se podían vender con total normalidad en establecimientos dedicados.

Ante el aumento de casos, también perceptible en otras comunidades como la de Madrid, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN) y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) coordinaron una respuesta regulatoria, una normativa que ahora las autoridades locales, empezando por el Ayuntamiento de Barcelona, conscientes del problema, tendrán que aplicar. A través de la Guardia Urbana y la Agència de Salut Pública, el consistorio barcelonés, de hecho, ya había intentado poner coto a la venta de estos productos con inspecciones.

El peligro de estas golosinas no es el THC, el principio activo del cannabis más conocido y que está prohibido por ley. Estos dulces no tienen ni THC ni CBD, sino que se trata de derivados semisintéticos elaborados en laboratorio, como el THCP o el HHC. Estos, según los expertos de Sanidad, pueden tener un efecto mayor y propiciar cuadros graves. Un mal viaje y al hospital. En tiendas en las que se venden estos productos, en muchas ocasiones sin exponerse y a petición de los clientes, se venden sin alertar de esos posibles efectos, como gominolas inocuas.

Consumo en comestibles, peligro de banalizar

En agosto de 2024, los Mossos d'Esquadra detuvieron a un hombre, propietario de un obrador en Badalona, que infusionaba THC en golosinas y otros dulces, en una cantidad que suponía un riesgo para la salud. Barquillos de crema, chocolate, aperitivos salados de maíz, bolsas de patatas... El hombre, italiano de 35 años, adulteraba con el compuesto cannábico todos estos productos comprados en supermercados habituales y luego los vendía por cauces irregulares, como por un grupo de Telegram, a precios entre los 15 y 30 euros por producto. Los expertos policiales y sanitarios avisan que este consumo en auge en productos comestibles supone banalizar sus efectos e integrarlo más en la vida cotidiana, normalizarlo más que un porro de marihuana, por lo que aumenta el riesgo de perder el control de la dosis que se consume.