Siempre se ha dicho que, a diferencia del orgasmo femenino, el masculino es mucho más simple, pero lo cierto es que en realidad supone un complejo proceso que involucra una serie de órganos, hormonas, vasos sanguíneos y nervios que trabajan de forma conjunta. El resultado es la eyaculación del semen que contiene los espermatozoides a través de una serie de fuertes contracciones musculares.

El combustible para el proceso que conduce al orgasmo es la testosterona, una hormona producida por los testículos. Estas gónadas sexuales también producen millones de espermatozoides cada día, que maduran y luego se mezclan con un fluido blanquecino rico en proteínas que nutre y permite que los espermatozoides puedan vivir después de la eyaculación por un tiempo limitado. Esta mezcla de líquido y esperma, conocida como semen, es lo que se mueve a través de la uretra y sale del pene durante el orgasmo.

La testosterona es la principal responsable de que pueda producirse el orgasmo

La testosterona, junto con determinados factores psicológicos, determina la fuerza del  deseo sexual masculino. Y es precisamente este deseo sexual, o libido, la clave para iniciar el proceso que conducirá al orgasmo. Si un hombre no tiene impulso sexual, por causas como el hecho de tener niveles clínicamente bajos de testosterona o sufrir una depresión por poner algún ejemplo, es posible que el cuerpo no responda a los estímulos sexuales y que no se pueda experimentar el orgasmo.

Los pasos que llevan al orgasmo en el hombre son los siguientes:

Excitación

Se produce cuando se despierta el interés sexual por algún tipo de percepción que hace que el cerebro envíe una señal por la médula espinal a los órganos sexuales, provocando una erección. El pene se pone erecto cuando la sangre llena su tejido, gracias a que las arterias que están en su interior se expanden para permitir que la sangre fluya hasta 50 veces su velocidad normal.

A su vez, las venas del pene que normalmente drenan la sangre se cierran para que haya aún más sangre en su interior, lo que produce una erección firme. El escroto tira hacia el cuerpo y los músculos de todo el cuerpo aumentan la tensión.

Meseta

En esta fase, el cuerpo se prepara para el orgasmo, que puede durar de 30 segundos a 2 minutos. La tensión muscular aumenta aún más y los movimientos corporales involuntarios, particularmente en la pelvis, comienzan a tomar el control. La frecuencia cardíaca del hombre aumenta a entre 150 y 175 latidos por minuto y puede comenzar  a fluir el líquido preeyaculatorio, destinado a cambiar el equilibrio del pH de la uretra para mejorar las posibilidades de supervivencia de los espermatozoides.

Orgasmo

El orgasmo se produce en dos fases, emisión y eyaculación. En la emisión, el hombre alcanza el punto sin retorno. El semen se deposita cerca de la parte superior de la uretra, listo para la eyaculación. La eyaculación se produce en una serie de contracciones rápidas de los músculos del pene y alrededor de la base del ano. También puede producirse un empuje pélvico involuntario. Los nervios que provocan estas contracciones musculares envían mensajes de placer al cerebro del hombre.

El orgasmo es el momento más buscado durante la práctica del sexo

Resolución y refracción

Después de la eyaculación, el pene comienza a perder su erección. Aproximadamente la mitad se pierde inmediatamente y el resto desaparece poco después. La tensión muscular desaparece y puede producirse relajación y somnolencia. Generalmente, los hombres pasan por un período refractario, o fase de recuperación, durante el cual no pueden conseguir otra erección. En un joven de 18 años, suele ser menos de 15 minutos y en los hombres mayores, puede ser de entre 10 y 20 horas.