La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la demencia como un “síndrome –generalmente de naturaleza crónica o progresiva– caracterizado por el deterioro de la función cognitiva (es decir, la capacidad para procesar el pensamiento) más allá de lo que podría considerarse una consecuencia del envejecimiento normal”.
Es decir, es importante subrayar que, aunque es una de las primeras causas de discapacidad y dependencia de las personas mayores en todo el mundo, no es consecuencia inevitable del paso de los años. Las predicciones dicen que el número total de personas con demencia alcanzará los 82 millones en 2030 y los 152 millones en 2050.
Existen diferentes tipos de demencia. La mayor parte de los casos se deben al Alzheimer, aunque existen otros tipos como la demencia vascular, la demencia por cuerpos de Lewy (agregados anormales de proteínas en el interior de las células nerviosas) y la demencia frontotemporal (degeneración del lóbulo frontal del cerebro). Todas ellas tienen en común que afectan a la memoria, el pensamiento, la orientación, la comprensión, el cálculo, la capacidad de aprendizaje, el lenguaje y el juicio, aunque la conciencia no se ve afectada.
Aunque el tratamiento temprano es muy importante, a veces los primeros signos de la demencia se dejan pasar, puesto que el inicio es paulatino. Estas son siete señales que deberían alertarnos para ir a un especialista.
Pérdida de memoria
Comienza con una dificultad para recordar fechas, eventos, nombres, así como una mayor incapacidad para retener la nueva información. Es cierto que los olvidos son más frecuentes a medida que pasan los años, pero en estos casos, lo normal es que sí se puedan recordar más tarde o cuando alguien hace mención a ellos.
Dificultad para planificar
Las tareas que exigen una planificación previa y una secuencia para su resolución se vuelven extremadamente complicadas para una persona que comienza a sufrir demencia.
Desorientación espacial y temporal
La demencia provoca una gran desorientación en las personas que la sufren, lo que les hace olvidar la fecha y el lugar en el que se encuentran. El paso del tiempo se vuelve un concepto más difuso y les puede resultar difícil entender los acontecimientos en el futuro o en el pasado.
Alteraciones sensoriales
La demencia puede provocar confusiones sobre todo en lo que respecta a la información visual. Por eso leer, identificar colores o distancias, puede convertirse en un problema para quienes comienzan a padecerla.
Incapacidad para la escritura o para la comunicación
Cuando una persona presenta dificultades para tener una conversación coherente olvidándose de lo que tiene que decir o para escribir un texto con sentido, podemos estar ante uno de los primeros signos de aparición de la enfermedad.
Extravío de los objetos cotidianos
Otra señal muy típica es el olvido frecuente de la ubicación de los objetos cotidianos, como las llaves, el mando de la televisión, la cartera… También puede ocurrir con el paso de los años, pero en los casos de demencia ni siquiera recuerda haberlos dejado allí al encontrarlos.
Cambios en la personalidad y en el estado de ánimo
Una persona que comienza a padecer demencia es normal que presente cambios de humor inexplicables o alteraciones de la personalidad. Es muy típico que de repente se muestren irritables, deprimidos, temerosos o ansiosos sin una causa razonable aparente.