Nervios. Gritos. Ruido. Una discusión. Falta de empatía. Más nervios. Más gritos. Más discusiones. Y entonces, un abrazo que lo calma todo. A menudo la gestión emocional no es algo fácil. Hemos aprendido a resolver una ecuación de segundo grado o como colocar bien un pronombre débil en una frase, pero entender un sentimiento o una emoción que nos pasa por la cabeza a veces no es fácil. Pero, en nuestro día a día, y en plena pandemia del coronavirus, hay mil y una emociones que nos pueden afectar de manera diferente, desde el estrés provocado por el trabajo hasta los problemas en las relaciones personales.

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Ilustración de Amanda Oleander / Captura Instagram

En este contexto, entran en juego los masajes emocionales. Alguien podría pensar que consisten en una pequeña incisión en el cráneo mientras unas manos le dedican un masaje al cerebro. Haciendo desaparecer preocupaciones y sentimientos estancados. Definiendo un poco los posibles embrollos que pudiera haber. A pesar de ser una imagen desagradable –e idílica–, según como, podría producir cierto placer y descanso. Los masajes emocionales, sin embargo, no son eso.

Apagar el botón del estrés

"Es un terreno muy nuevo, cuando se hacen masajes de estos tipos lo que se hace es activar el sistema", explica en conversación con ElNacional.cat, el profesor de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación, experto en psicobiología y neurociencia, Diego Redolar Ripoll. Así, expone que este tipo de masajes lo que hacen es activar el sistema sensorial y proporciona información de lo que está pasando evolutivamente. Para entenderlo de una manera más práctica, el experto pone el ejemplo de una plancha. Si la tocamos y nos quemamos, sabremos que no tenemos que tocar más este objeto. Precisamente, esta es la información nueva que nos proporciona. Muchos estudios hechos en relación con el sistema somatosensorial destacan que el contacto entre la madre y un bebé es vital para un buen desarrollo del sistema nervioso. "Se da mucho contacto en la piel con él y eso tiene una evidencia científica". Y eso, tal como explica, modifica un eje endocrino que se activa en respuesta estrés. "Este eje, sobre todo por la situación que tenemos actualmente, es muy difícil de apagar".

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Emociones bloqueadas / Unsplash

"El estrés es una respuesta adaptativa", constata. Activando el sistema somatosensorial hay evidencias de que podemos modificar la regulación de este eje. Cuando se hace un masaje emocional en estas personas y también en bebés cuando la persona es adulta no responde tanto, es menos reactivo. Y por lo tanto, hay un beneficio doble". ¿Por qué? "Cuando a un adulto le activas este sistema, estás reduciendo esta respuesta del eje de estrés y subsecuentemente, el nivel de cortisol. Con estos masajes tienes un efecto doble, estás reduciendo el cortisol y activas el procesamiento emocional".

El caso, sin embargo, es que entre todos estos tecnicismos, nos guste la comunicación o seamos buenos o malos comunicando, quien sí que se habla y de manera continua son nuestra piel y el cerebro. De hecho, la piel determina el sistema nervioso porque estas son capaces de guiar el crecimiento neuronal a través de unas proteínas situadas en la superficie, según constata la publicación CuerpoMente. Y estas conexiones son las que nos hacen sentir cosas cuando alguien nos hace una caricia o nos abraza.

Otra buena muestra de estas conexiones, que también menciona la misma publicación, es que las neuronas influyen sobre la piel. De hecho, el 80% de las patologías dermatológicas tienen un origen psicológico y el 40% son la manifestación de un estado ansioso o depresivo.

Aplicaciones en la vida real

A pesar de las especificidades técnicas, los masajes emocionales no son tan complicados como parecen. Y tampoco hay una tipología concreta de personas que acepte mejor o peor estos tipos de masajes. Para las personas estresadas, puede ir bien a la hora de reducir el nivel de cortisol. Pero en este mundo pandémico en el que vivimos, es difícil desconectar del día a día.

 

Imagen principal: partes de un cerebro / Unsplash