Vuelven a los fantasmas. La ciudad china de Shanghái empieza un confinamiento de una semana para frenar su peor rebrote de covid-19 registrado desde el inicio de la pandemia. Ya que con sus 24 millones de habitantes es la urbe más poblada de China, este aislamiento que se alargará hasta el 5 de abril se convierte en el confinamiento mayor de población en un núcleo urbano desde que empezó la crisis sanitaria. En este sentido, se espera que el paro de la megalópolis tenga una relevante repercusión tanto en la economía china como en el internacional por mor de su estatus de centro financiero y logístico. De hecho, se había descartado esta opción.
Tan solo un día antes del anuncio del confinamiento de la ciudad, los expertos que lideran las tareas de prevención contra la pandemia en la urbe habían declarado que Shanghái "no podía confinarse por su importante función en la economía y el desarrollo de China y su impacto mundial". Una de las expertas, Wu Fan, había llegado a avisar de que "se verían barcos de carga internacionales parados flotando" en el mar de la China Oriental si la ciudad se paralizaba. Pero un rebrote de la contagiosa variante ómicron ha llevado a su límite la gestión de Shanghái, cuya lucha antipandemia era hasta el momento la que había recibido más elogios en el país.
Miles y miles de asintomáticos
El confinamiento fue anunciado el domingo, pero ha empezado este lunes. El rebrote dejaba esta mañana 416 casos sintomáticos y más de 14.000 asintomáticos, de manera que las autoridades organizarán campañas masivas de pruebas PCR en los distritos confinados para detectar nuevos contagios. Hace falta decir que el elevado número de asintomáticos detectados en los últimos días han dificultado las habituales tareas de rastreo y cuarentena. De acuerdo con la política vigente de "cero covid dinámico", todos los contagiados y sus contactos estrechos tienen que aislarse en hospitales o centros habilitados, cosa que añade presión al sistema hospitalario local. Espacios públicos como el enorme centro de convenciones construido para la Exposición Universal de Shanghái del 2010 han sido transformados en centros de cuarentena provisionales.
Shanghái ha detectado un total de 5.293 contagios sintomáticos de covid-19 y siete muertes desde el inicio de la pandemia, de acuerdo con los datos oficiales. Para comparar, 5.000 contagios era una cifra diaria habitual en Catalunya (con muchos menos habitantes). Por su parte, hasta febrero se habían vacunado con la pauta completa 22,4 millones de personas y 1,06 millones habían recibido la dosis de refuerzo. Si ponemos el foco sobre toda la China, oficialmente se han infectado 144.515 personas en el país, entre las que 112.132 han conseguido cuidarse y 4.638 han muerto. Hay que destacar que a pesar de la mencionada estrategia de covid cero, la nueva ola de covid que sufre el gigante asiático ha hecho disparar la mortalidad en Hong Kong. Hace cerca de un mes que China vive un rebrote inédito de covid-19 que ha obligado a cerrar grandes ciudades: la primera fue Changchun, de nueve millones de habitantes.
Dos años de cierre en China
Volviendo al aislamiento, el confinamiento de Shanghái es un confinamiento zonal. Es decir, que se divide en dos periodos y dos zonas: los distritos que quedan en el este del río Huangpu (que divide la ciudad) empiezan el cierre este lunes, que se alargará hasta el día 1 de abril; entonces empezará el turno de los distritos ubicados en el oeste del río, hasta el 5 de abril. Los residentes tendrán que quedarse en sus hogares mientras dure el aislamiento, mientras que el servicio del transporte público y de los taxis queda suspendido. Justo antes del inicio de las restricciones se han visto grandes grupos de residentes en supermercados locales para comprar comida. Igualmente, está permitido pedir una comida o suministros a domicilio, pero los repartidores solo podrán acceder a la puerta de los edificios. Las empresas están obligadas a implementar el teletrabajo, a excepción de aquellas compañías que "garantizan la vida y la operación de la ciudad". Los vehículos privados no podrán circular por la calle "a no ser que sea necesario". Además, se han establecido controles en las vías de acceso y salida de la ciudad, donde solo los residentes con una PCR negativa en las últimas 48 horas recibirán permiso para abandonar Shanghái.
El confinamiento de la ciudad mayor del país llega justo cuando hace dos años que China cerró sus fronteras para la mayoría de los extranjeros, fijó cuarentenas de como mínimo dos semanas para entrar en el país y limitó el tráfico aéreo internacional a aproximadamente un 2% de lo que había antes de la pandemia. Hoy por hoy, no parece que tenga que haber grandes cambios a corto plazo. Esta inédita decisión fue definida por las autoridades como "temporal" y "forzada por la evolución de la pandemia en otros países", pero se ha convertido en una parte indispensable de la estricta política de covid cero que el gigante asiático mantiene vigente. Únicamente pueden entrar en el país ciudadanos nacionales y extranjeros residentes, aunque los controles se han incrementado y la guerra de Ucrania ha provocado que viajar a China sea más caro y complicado que en cualquier otro momento.