Con el confinamiento, una de las preocupaciones que han transmitido los médicos es la posible falta de vitamina que pueden estar sufriendo amplios sectores de la población. Y, aunque las salidas permitidas pueden ayudar a aliviar esta situación, nuestro nivel de exposición a la luz solar sigue siendo aún mucho más bajo de lo normal.
La vitamina D es extremadamente importante para el funcionamiento de los órganos del cuerpo. La mejor forma de sintetizarla es a través de la exposición al sol, y a través de ciertos alimentos como el pescado graso y los productos lácteos fortificados. La ingesta diaria recomendada (IDR) generalmente es de alrededor de 400–800 UI, aunque hay una cierta controversia porque parte de la comunidad científica asegura que esas cifras son superiores.
Lo cierto es que la deficiencia de vitamina D es muy común. Se estima que alrededor de mil millones de personas en todo el mundo tienen bajos niveles de esta vitamina en su organismo. Y lo más negativo es que la mayoría no se dan cuenta de que son deficientes, ya que los síntomas son generalmente sutiles. Estos son algunos de ellos:
Enfermar con mucha frecuencia
Una de las funciones más importantes de la vitamina D es reforzar el sistema inmunológico. De hecho, interactúa directamente con las células responsables de combatir las infecciones. Por eso, ante su deficiencia, es normal sufrir de forma regular patologías como resfriados, bronquitis o neumonía.
Fatiga y cansancio
Aunque se trata de una sintomatología común en diversas patologías, lo cierto es que la deficiencia de vitamina D puede ser una de ellas. Algunas personas que padecen esta falta de vitamina D presentan fatiga crónica y dolores de cabeza.
Dolor óseo y lumbar
Diversos estudios han relacionado estas dos afecciones con la carencia de vitamina D en sangre. Se calcula que las personas que presentan esta circunstancia, tienen casi el doble de probabilidades de experimentar dolor de huesos en las piernas, costillas o articulaciones en comparación con aquellos con niveles sanguíneos en el rango normal.
Depresión
La falta de vitamina D también puede provocar un estado anímico deprimido. De hecho, también se ha demostrado que administrar vitamina D ayuda a mejorar los síntomas de depresión, incluida la depresión estacional.
Mala cicatrización de heridas
La curación lenta de las heridas es otro signos que puede alertar de que los niveles de vitamina D son demasiado bajos. Al parecer, la vitamina aumenta la producción de determinados compuestos que son cruciales para formar una nueva piel como parte del proceso de curación de heridas.
Pérdida de densidad ósea
La vitamina D juega un papel esencial en la absorción de calcio y el metabolismo óseo. Muchas personas mayores a las que se les diagnostica pérdida ósea suelen presentar deficiencia en la vitamina D.
Pérdida de cabello
Cuando se produce una pérdida de cabello severa, puede deberse a una deficiencia de nutrientes y, en concreto de vitamina D. Además, la carencia de esta vitamina está relacionada según algunos estudios con la alopecia areata, una enfermedad que consiste en la pérdida del pelo en una zona focalizada del cuerpo.