La incidencia de las alergias a los alimentos sigue creciendo de forma importante en todo el mundo y preocupa cada vez más a la comunidad médica. Se calcula que, en mayor o menor medida, una de cada cinco personas se ve afectada y lo peor es que no se conoce con certeza cuáles son las causas. Es cierto que buena parte de estos casos, los que se deben a las alergias infantiles, suelen remitir con la edad, pero aun así el incremento es un hecho probado que está despertando una importante alarma en la comunidad científica.

Cacahuetes

El por qué de las alergias

La alergia alimentaria y las enfermedades alérgicas en general comparten los mismos factores de riesgo, pero todavía sigue sin saberse lo que las motivan. Pueden deberse a factores de riesgo genéticos, pero eso no explica el aumento importante de los casos. También se está estudiando en los últimos años el  papel que juega la introducción en la dieta de alimentos consumidos en las primeras etapas de la vida, la cantidad de ácido gástrico en el estómago, la composición de bacterias en el intestino o el abuso de la comida basura. Podrían tener que ver, pero no existen resultados concluyentes.

Los principales alérgenos, sobre todo en el caso de los más pequeños, es la leche, la fruta, el huevo y los frutos secos. De hecho, la leche es la causante del 60% de las alergias en los menores de dos años y la fruta del 70% en los niños de entre siete y diez años. Son unas cifras importantes que provocan que cada año 1.100.000 personas acuden por primera vez a la consulta del alergólogo.

Alergias e intolerancias

Es importante distinguir en primer lugar lo que es un alergia y una intolerancia, porque en ocasiones lleva a error. La intolerancia se produce cuando el organismo no puede asimilar correctamente un alimento o uno de sus componentes. El sistema inmune no interviene en esta ocasión. Suele producirse con sustancias como lactosa, los azúcares o algunos aditivos como los sulfitos. Normalmente los síntomas son las náuseas, la diarrea y el dolor abdominal.

En cambio, la alergia tiene lugar cuando el sistema inmune reacciona frente a un componente del alimento (alérgeno). Puede estar causada bien por la creación de anticuerpos como en el caso de la alergia inmediata o de células, como es el caso de la alergia tardía cuyo principal exponente es la enfermedad celíaca.

Los síntomas más frecuentes de la alergia alimentaria son de varios tipos. En primer lugar, los dermatológicos, como la urticaria, enrojecimiento de la piel, hinchazón de labios y párpados o la dermatitis. Son también frecuentes los digestivos: vómitos, los cólicos, diarrea, picor de boca y garganta y los del aparato respiratorio, como la rinitis y el asma. En los casos más graves se produce la reacción anafiláctica, que afecta a varios órganos y sistemas y que puede derivar en un shock anafiláctico, en ocasiones de carácter mortal. Cuando existe alergia, hay que eliminar por completo el alimento que la cause.

Laboratorio

La alergia cuando aparece se desarrolla en dos etapas. Una primera llamada la de la sensibilización, que se produce cuando una persona se expone por primera vez a un alimento y que puede provocar que las células del sistema inmunitario produzcan grandes cantidades de inmunoglobulina E.

Y en segundo lugar, la reacción en sí misma, que tiene lugar cuando la persona ya se ha sensibilizado e incluso una minúscula cantidad de ese alérgeno puede generar una reacción alérgica. Existe una larga lista de alimentos causantes de alergias, más de 120. Los más frecuentes son la leche, el huevo, el cacahuete, los frutos secos, las frutas (rosáceas) y algunas verduras. Las alergias al pescado y los mariscos son menos frecuentes pero habitualmente bastante graves.

Cuando se produce una exposición accidental y si la reacción alérgica es leve, lo mejor es suministrar antihistamínicos, aunque estos fármacos no funcionan si la reacción grave. En los casos de anafilaxia, la administración intramuscular de adrenalina es la primera opción de tratamiento. En este sentido, y para evitar sustos, el mejor consejo es leer bien las etiquetas de los productos antes de adquirirlos.