No ha cumplido los 18 años y la cantante estadounidense Billie Eilish se ha convertido en una estrella mundial. Lleva cantando desde los 14, pero ha sido en el pasado año y en este 2019 cuando su fama ha traspasado todas las fronteras y se ha convertido en una de las vocalistas y compositoras más famosas del mundo. Con una voz peculiar y un aspecto rompedor, ha roto muchos esquemas en el mercado de la música y se ha ganado el respeto de los críticos y del gran público.
Hace casi un año reveló que padece el Síndrome de Tourette a través de su Instagram Stories, explicando a sus fans en qué consiste. El síndrome recibe el nombre de su descubridor, Georges Gilles de la Tourette, quien fue el primero en describirlo en 1885.
Se trata de un trastorno neuropsiquiátrico que se manifiesta antes de los 18 años caracterizado por la aparición de movimientos repetitivos (tics) y sonidos indeseados que no se pueden controlar. Durante la adolescencia y la edad adulta temprana, los tics normalmente se vuelven menos severos, aunque entre un 10 y 15% de los casos puede empeorar con el paso de los años.
Son muchos los personajes célebres que padecen o han padecido el Síndrome de Tourette. Entre ellos se encuentran el escritor danés Hans Christian Andersen, el compositor Wolgang Amadeus Mozart, el francés Napoleón Bonaparte o el escritor catalán Quim Monzó.
El primer signo de su aparición, que puede ser a los 2 años, es un tic facial, como el parpadeo de los ojos, aunque en cada persona es diferente. Generalmente, la frecuencia e intensidad varían en función de diversos factores. Lo normal es que se vuelvan más frecuentes e intensos cuando la persona que sufre el trastorno está sometida a una situación de estrés físico, emocional o mental.
Los tics más típicos que tienen lugar debido a este síndrome, son de carácter físico. Suelen consistir en parpadear o sacudir la cabeza u otra parte del cuerpo: parpadeos de ojos, rechinar de dientes, sacudidas de cabeza, movimientos de cuello hacia los lados, espasmos en la nariz, giros o encogimientos de hombros y sacar la lengua.
También pueden ser de carácter fonético, mediante la aparición de sonidos, como gruñidos o chillidos, y palabras o frases. Existen dos clasificaciones principales. Los tics simples, que implican el movimiento de solo un músculo o la pronunciación de un solo sonido, son repentinos, de corta duración y, a menudo, repetitivos. Y los ticos complejos, que se traducen en movimientos físicos que involucran varios grupos musculares o tics fónicos que pueden incluir frases largas. Los tics complejos involucran varios grupos musculares.
No se sabe con certeza la causa exacta de este trastorno. Algunas investigaciones apuntan a un problema en los ganglios basales, la parte del cerebro que es responsable de los movimientos involuntarios, las emociones y el aprendizaje. Estas anomalías pueden causar un desequilibrio en los niveles de los neurotransmisores cerebrales, que transfieren mensajes de una célula a otra, que a su vez alteran la función cerebral normal, dando lugar a los tics. La enfermedad de Parkinson, la enfermedad de Huntington y otras afecciones neurológicas afectan también los ganglios basales.
También existe la percepción de que el síndrome de Tourette tiene un vínculo genético y es hereditario y que suele ser más común en niños que en niñas y en bebés que nacen prematuros. Otros científicos apuntan a que puede ser consecuencia de una infección por bacterias estreptocócicas del grupo A, que provoca que el sistema inmune produzca anticuerpos que interactúan con el tejido cerebral, y esto provoca cambios en el cerebro. Existe medicación para paliar los síntomas, pero no una cura definitiva.