Tres de las emergencias médicas más comunes, como son un ataque cardíaco, un accidente cerebrovascular o una embolia pulmonar pueden ser causadas por un trombo. Se calcula que, en todo el mundo, aproximadamente una persona muere cada seis minutos como consecuencia de alguna trombosis. Aunque pueden variar en sus consecuencias, desde leves hasta letales, su peligrosidad se debe a que pueden impedir o bloquear el flujo sanguíneo a los órganos vitales del cuerpo, como el cerebro, los pulmones y el corazón que necesitan oxígeno para funcionar. Sin oxígeno, las células del cerebro comienzan a morir después de cuatro minutos, causando daño permanente a los órganos y su funcionalidad a medida que pasa el tiempo.

Los trombos son coágulos de sangre que pueden ser útiles en ciertas situaciones, como cuando se produce una lesión o un corte, para ayudar a tapar el vaso sanguíneo lesionado y detener el sangrado. Pero pueden formarse dentro del organismo y trasladarse a zonas críticas causando complicaciones graves y a veces fatales como una embolia pulmonar (cuando un coágulo de sangre viaja a los pulmones), un derrame cerebral (cuando uno llega al cerebro), o un ataque al corazón (un coágulo de sangre en el corazón). Es importante conocer los tipos que existen y algunos de los síntomas que produce porque la detección precoz es fundamental. Estos son cinco de ellos.

Trombo arterial

Este tipo de coágulo de sangre, conocido como embolia arterial, cuando el coágulo o trombo proviene de otra parte del cuerpo, generalmente ocurre en las piernas y los pies e interrumpe el flujo sanguíneo hacia otras partes del organismo. Los síntomas aparecen rápida o lentamente, según el tamaño del coágulo y cuánto bloquea el flujo de sangre. Algunos de ellos pueden ser la sensación de que un brazo o una pierna están fríos, el pulso disminuido o nulo, la falta de movimiento, el dolor en la zona afectada, entumecimiento y hormigueo en el brazo o la pierna, color pálido o debilidad. Si pasa más tiempo, pueden aparecer ampollas en la piel cerca de la arteria afectada, desprendimiento de piel, erosión cutánea (úlceras) y muerte o necrosis del tejido.

Trombo venoso

La forma más grave de coágulo venoso es la trombosis venosa profunda (TVP), una afección que ocurre cuando se forma un coágulo de sangre en una vena profunda, a diferencia de las venas más superficiales que están más cerca de la superficie del cuerpo. Estos coágulos generalmente se desarrollan en la parte inferior de la pierna, el muslo o la pelvis, pero la complicación más grave ocurre cuando una parte del coágulo se desprende y viaja a través del torrente sanguíneo hasta los pulmones. Allí, puede causar un bloqueo llamado embolia pulmonar, detener el flujo de sangre a los pulmones y provocar la muerte. Los síntomas pueden incluir hinchazón, enrojecimiento de la piel, dificultad en la respiración, latido cardíaco más rápido de lo normal o irregular, dolor o malestar en el pecho, que generalmente empeora con la respiración profunda o la tos, tos con sangre o presión arterial muy baja, con mareos o desmayos.

Trombosis venosa

Trombo en un órgano

Si se produce un coágulo arterial en un órgano, los síntomas dependen de cuál sea el afectado. Un coágulo arterial que se produce en el cerebro puede provocar un accidente cerebrovascular y uno que se forma en el corazón puede provocar un ataque cardíaco. Pero los coágulos arteriales también pueden aparecer en los riñones, los intestinos e incluso los ojos, aunque son poco frecuentes. En general, los síntomas de los coágulos arteriales en los órganos aparecen con dolor en esa parte del cuerpo y la disminución del funcionamiento del mismo.  

Trombosis del seno venoso cerebral

Es un coágulo venoso que se forma en los senos venosos del cerebro y que puede provocar que la sangre se filtre a los tejidos del cerebro. Los síntomas pueden ser dolor de cabeza, visión borrosa, desmayo o pérdida del conocimiento, pérdida de control sobre el movimiento en una parte del cuerpo, convulsiones y un coma.