Si ya de por sí, para cualquier adulto esta situación de confinamiento es un proceso que no por necesario deja de ser complicado de gestionar, para los niños es un auténtico reto. Y aún lo es más para todos aquellos menores que han sido diagnosticados con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), para los que el escenario en el que nos estamos manejando supone un auténtico choque emocional por el que se ven superados a lo largo de los días.
Los niños con TDAH presentan una actividad física excesiva, impulsos difíciles de controlar y tienen verdaderos problemas para mantener la atención en una única actividad de forma continuada. Esta situación, sin duda es un problema para muchos padres.
En estos casos, el primer consejo es establecer una rutina diaria para intentar ceñirse a ella de la mejor manera posible. A veces es difícil, pero tiene que servir como base para manejarse en el día a día. Hay que comenzar estableciendo una hora para despertarse, desayunar, hacer actividades, actividad física, comer, merendar, jugar, utilizar pantallas y cenar. Hay que escribirla en un lugar visible y verla con el niño para que todo el mundo en la familia la tenga clara.
Un buen consejo es hacer algún tipo de ejercicio físico después de levantarse y desayunar. El movimiento mejora el ánimo del niño y le ayuda a descargar energía para después poder concentrarse mejor en otro tipo de tareas que requieran más atención. Después de estar unos minutos con esta actividad, se le puede dar un poco de descanso y dedicar la mañana a las tareas de la escuela. Se puede dividirlas en tres en función de su dificultad. Primero las de dificultada media, luego las más complicadas y, por último, las más fáciles. En medio de cada una de ellas, a las que se debe dedicar alrededor de 20 minutos o media hora, se debe hacer un parón de cinco minutos.
La alimentación es fundamental. Se debe plantear primero una dieta equilibrada, con productos naturales y evitando en la medida de lo posible los procesados, ricos en grasas saturadas y azúcares. En cambio, un buen consejo es aumentar la ingesta de alimentos con omega 3 (pescado azul, nueces, semillas de lino y chía…) puesto que algunos estudios parecen concluir que pueden tener efectos beneficiosos sobre los niños con TDAH.
En la planificación de día es también importante no olvidarse de encontrar tiempo para desarrollar actividades de ocio y diversión. En este caso, deben ser los propios niños los que puedan elegir a que dedicar este espacio, y es aconsejable hacerlo con ellos directamente, para pasar unos minutos de calidad en familia, que los niños se sientan arropados y acompañados en el confinamiento. Además, es positivo que las actividades sean elegidas por los hijos e implicarse en ellas. De esta forma se potencia la diversión y que liberen energía.
Aunque es complicado, en cuanto a las pantallas se debe tratar de controlar su uso lo más posible, sobre todo por la noche, porque excitan mucho a los niños y les hace más incapaces de concentrarse y de descansar adecuadamente. Por último, es bueno encontrar un hueco en la jornada para hacer algún tipo de ejercicio de relajación. En este sentido, existen muchas aplicaciones con actividades dirigidas o música relajante que pueden ser muy útiles para bajar el nivel de energía.