El alcohol es una de las sustancias que causa más dolencias y muertes en el mundo. Cada año, casi 90.000 personas fallecen por causas relacionadas con el alcohol en los Estados Unidos; un país en el que unos 14 millones de ciudadanos sufren problemas con la bebida y de los que solo una minoría se somete a tratamiento.
Recientemente, una unidad de psicofarmacología clínica del University College London, en el Reino Unido, ha llevado a cabo un estudio científico para intentar descubrir un tratamiento efectivo contra el consumo excesivo de alcohol. De los resultados del trabajo se desprende el sorprendente hecho de que una droga que puede llegar a tener efectos alucinógenos como la ketamina podría ser una buena solución para el problema.
El estudio ha sido publicado en la revista Nature Communications y se llevó a cabo con un grupo de 90 personas voluntarias. Los científicos comenzaron su investigación desde el marco neurocientífico que explica la adicción en términos de comportamiento de búsqueda de recompensas. Las drogas adictivas se basan en asociaciones aprendidas entre las señales relacionadas con las drogas, como el olor o la vista de un cigarrillo o un vaso de cerveza, y la recompensa que es la droga.
Para el experimento, los 90 grandes bebedores –que solían beber una media de 30 pintas semanales de cerveza– recibieron un vaso de cerveza, que solo podían beber como recompensa después de completar una tarea. Los investigadores pidieron a los participantes que calificaran su necesidad de beber y su placer anticipado. El objetivo de este proceso era hacer que los participantes recuperaran los recuerdos de recompensa que asociaron con el consumo de cerveza.
Eliminar la recompensa altamente esperada es clave para socavar los recuerdos de recompensa recuperados, por lo que los investigadores permitieron que los participantes bebieran la cerveza el primer día, pero inesperadamente se la quitaron el segundo día.
Según los investigadores, en estas circunstancias el cerebro generalmente intentaría reestabilizar la memoria. Sin embargo, la ketamina detiene este proceso de restauración al bloquear un receptor cerebral que es clave para reorganizar y reconsolidar los recuerdos, el llamado Receptor de N-Metil D-Aspartato (NMDAR).
El estudio
Los científicos dieron a un tercio de los participantes una inyección de ketamina el segundo día, después de quitarles la cerveza. Otro grupo recibió un placebo, y el último grupo recibió ketamina pero sin haberse sometido al proceso de recuperación de memoria inicial.
En un seguimiento de 10 días, el experimento reveló que las personas que recibieron ketamina y se sometieron a la recuperación de la memoria ansiaron alcohol significativamente menos y bebieron mucho menos que otros participantes del estudio. También redujeron el número de días a la semana en los que bebieron. Los experimentos con una pequeña muestra de cerveza revelaron que estos participantes estaban menos inclinados a beberlo, lo disfrutaban menos y tenían menos probabilidades de seguir bebiendo que los participantes en los otros dos grupos.
Los efectos duraron 9 meses y según los responsables del estudio “es la primera demostración de un enfoque muy simple y accesible, por lo que esperamos que con más investigación para optimizar el método, esto pueda convertirse en un tratamiento útil para el consumo excesivo de alcohol o, potencialmente, para otras adicciones a las drogas”.
Eso sí, los investigadores quieren dejar claro que la investigación es experimental y no se trata de un ensayo clínico como tal. Además, y para no dejar lugar a la duda, desean aclarar que la ketamina es una droga segura y común que se está utilizando para explorar en muchos usos psiquiátricos, incluida la depresión.