No existe ningún alimento mágico que nos garantice por arte de magia una salud de hierro. Como tampoco funcionan los batidos milagrosos o las píldoras que aseguran un cuerpo de escándalo en apenas un par de días. Pero no todo son malas noticias: sí existen determinados alimentos que, incluidos dentro de una dieta variada y un estilo de vida sano, son una gran fuente de vitaminas y minerales necesarios para que nuestro cuerpo funcione correctamente y nos sintamos siempre llenos de energía. 

Lo más importante es saber qué alimentos y qué bebidas merecen realmente la denominación de superalimento, ya que según un estudio publicado por la Escuela de Salud Pública de Harvard muchas marcas han abusado de esta denominación más para generar ventas que para garantizar una alimentación sana y nutritiva. Sin ir más lejos, en 2015 aumentaron en un 36% el número de alimentos y bebidas lanzados al mercado bajo la etiqueta de ‘superalimento’ o ‘superbebida’, según datos de la agencia Mintel.

¿Debemos, por lo tanto, pensar que son puro marketing y olvidarnos de ellos? En absoluto, siempre y cuando formen parte de un “súper plato” equilibrado y “no nos dejemos distraer por los últimos superalimentos o por modas sobredimensionadas”, como asegura el propio estudio de Harvard.

El súper plato que Harvard recomienda

¿Cómo es ese plato óptimo? Según los expertos de Harvard, la mitad debe contener frutas y verduras (no, ¡las patatas no cuentan!), un cuarto del plato tiene que tener cereales integrales (quinoa, arroz integral, trigo integral…) y el cuarto restante deben ocuparlo alimentos proteicos como el pescado, las aves de corral, el tofu u otros alimentos hechos a partir de la soja o los frutos secos.

Dicho esto, no deja de ser cierto que existen una serie de alimentos concretos que cuentan con propiedades realmente beneficiosas para nuestra salud física y mental que, gracias a su versatilidad, podemos añadir y combinar fácilmente en todas nuestras comidas.

Superalimentos para preparar un súper plato

Kale

Esta variedad de col rizada destaca por ser una gran fuente de fibra y de minerales como el calcio y el hierro. Sorprendentemente, el kale supera a la carne de vacuno en hierro y a la leche de vaca en calcio, lo que lo convierte en una de las mejores alternativas para obtener estos minerales si se sigue una dieta vegana o vegetariana.

Contiene, además, altos niveles de potasio, magnesio y vitamina K, que ayudan al correcto funcionamiento y estado de los diferentes tejidos y huesos del cuerpo, y se conoce que sus antioxidantes ayudan a prevenir el cáncer. 

¿Cómo comerla? Como muchas verduras, el kale admite infinidad de cocinados: en ensaladas, sopas, cocinado al vapor o hervido, salteado e incluso en batidos fríos mezclado con otras verduras y frutas. Su sabor recuerda al de las acelgas, aunque con un punto amargo que se suaviza en las hojas más tiernas.

Arándanos

Ideales para postres o ensaladas frescas de verano, los arándanos son una excelente fuente antioxidante. Además, sus altos niveles de vitaminas B y C ayudan a prevenir enfermedades cardiovasculares e infecciones digestivas, además de retrasar las pérdidas de memoria y otros deterioros neurológicos derivados de enfermedades como el Alzheimer o la demencia.

La dosis de la felicidad. Un estudio científico publicado en la revista Nutrients demuestra que consumir arándanos silvestres frecuentemente, ricos en flavonoides, mejora el estado de ánimo de niños y adultos. ¿Necesitas más razones para incluirlos en tus platos?

Jengibre

Esta raíz se suele utilizar como especia para condimentar platos, aunque también se han popularizado los “chupitos” de bebidas a base de jengibre gracias a sus propiedades antiinflamatorias, antioxidantes, antibacterianas y antidiabéticas, además de ser rico en vitamina C, fibra y potasio, entre otros nutrientes.

Sus propiedades ayudan a mejorar el funcionamiento del cerebro, mejorar la digestión, reducir dolores (sobre todo en aquellas personas que padecen osteoartritis y artritis reumatoide) y mitigar los molestos dolores menstruales.

Perfecto para platos asiáticos. Aunque, como hemos comentado, puede condimentar cualquier tipo de plato, se usa sobre todo en la cocina asiática, con la que complementa a la perfección. ¿Te animas a probar un salteado de pollo y verduras con jengibre?

Brócoli

Esta verdura es una excelente fuente de vitamina C, pero sus propiedades van más allá: vitamina A, fibra o ácido fólico son solo algunos de los beneficiosos nutrientes que se encuentran en el brócoli.

Todo ello se traduce en una reducción del colesterol, mejorando la salud cardiovascular, una mejora del tránsito intestinal y la depuración del cuerpo y un buen estado de los huesos y la piel y el cabello, ralentizando el envejecimiento. 

Aliado durante el embarazo. Sus propiedades antioxidantes lo convierten en un alimento altamente recomendado para un buen desarrollo del embarazo.

Salmón

No es “veggie”, para qué nos vamos a engañar, pero el pescado azul, y especialmente el salmón, es uno de los superalimentos por excelencia, y no es para menos: contiene altas cantidades de vitaminas B, C y D, es rico en omega-3 y su consumo supone una gran dosis de proteína, hierro, calcio, potasio y muchos otros minerales.

Estos nutrientes se encargan de mantener el colesterol a raya, cuidar los tejidos y huesos de nuestro cuerpo, fortalecer los músculos de nuestro corazón y prevenir la diabetes. Además, el omega-3 ayuda a ejercitar la memoria, por lo que se reduce el riesgo de padecer enfermedades como el Parkinson o el Alzheimer.

¿Con qué frecuencia comerlo? Consúmelo entre una y tres veces por semana dentro de una dieta variada para aprovechar todas sus cualidades.