La obesidad es uno de los principales problemas de salud a nivel mundial en muchos aspectos. Es la causa principal de padecer enfermedades como la diabetes tipo 2 o las patologías cardiovasculares. Incluso se ha demostrado que es un factor de riesgo importante para desarrollar formas más graves de la COVID-19. De hecho se calcula que alrededor del 80% de las personas que la han padecido sufrían algún tipo de grado de obesidad.

Por eso cada nuevo descubrimiento científico relacionado con esta cuestión es sin duda una buena noticia. Recientemente, un equipo de científicos del Joslin Diabetes Center han presentado una nueva terapia para luchar contra ella que consiste en trasplantar células de grasa parda (tejido adiposo marrón) que han sido modificadas genéticamente. Estas células queman energía en lugar de almacenarla como lo hacen las células de grasa blanca, y pueden reducir los niveles excesivos de glucosa y lípidos en la sangre que están relacionados con enfermedades metabólicas como la diabetes.

Los estudios han demostrado que las personas que tienen sobrepeso u obesidad tienden a tener menos de esta beneficiosa grasa parda. Los expertos que han participado en esta investigación, crearon las células a partir de glóbulos blancos humanos en una etapa progenitora (que aún no se han desarrollado completamente en su forma grasa final). Los investigadores utilizaron una variante del sistema de edición del genoma CRISPR-Cas9 para impulsar la expresión de un gen llamado UCP1, que hace que los progenitores de los glóbulos blancos se conviertan en células parecidas a la grasa marrón.

En este primer ensayo, estas células creadas fueron trasplantadas a ratones que carecen de un sistema inmunológico, y lograron que se desarrollaran como células que funcionaban de manera muy similar a las propias células de grasa marrón de los ratones. Después, realizaron un análisis y comprobaron que los animales que recibieron los trasplantes de estas nuevas células mostraron una sensibilidad mucho mayor a la insulina, así como una mayor capacidad de eliminar la glucosa de la sangre, dos factores claves de la obesidad.

Los científicos han demostrado que estos beneficios se deben principalmente a las señales que las células trasplantadas envían a las células grasas pardas, activándolas a través de una molécula llamada óxido nítrico, que llega a través de los glóbulos rojos a las células marrones endógenas.

Si la técnica sigue adelante, el proceso sería el siguiente: se eliminaría una pequeña cantidad de los glóbulos blancos de un paciente. A continuación, se aislarían las células progenitoras, se modificarían esas células para estimular la expresión de UCP1 y luego se devolverían al paciente. Otra alternativa es utilizar células que no están personalizadas, sino que están encapsuladas a través de biomateriales que protegen a las células del rechazo del sistema inmunológico del paciente.

También podrían desarrollarse terapias génicas que expresen directamente el gen UCP1 en las células progenitoras de la grasa blanca del cuerpo, de modo que esas células adquieran propiedades similares a las de la grasa parda. Los expertos aseguran que las nuevas tecnologías de edición de genes van a convertirse en una herramienta imprescindible para ayudar a activar el metabolismo, controlar el peso corporal y mejorar la calidad de vida y la salud general de las personas con obesidad y diabetes.