El coronavirus trajo el teletrabajo y parece que ha llegado para quedarse. A pesar de la reticencia de muchos, al final, se ha aprendido a compaginar con otras tareas y es posible que, incluso, se haya ganado en conciliación. Son muchos los que tienen ganas de volver a la oficina y reencontrarse con los compañeros después de tantos meses haciendo reuniones a distancia, dejar el Zoom atrás y recuperar el contacto físico, aunque para eso, habrá que esperar más tiempo. Otros, sin embargo, han descubierto en el teletrabajo un refugio para no tener que escuchar un jefe que grita o bien unos compañeros de trabajo desagradables.

"El ambiente laboral, como en cualquier otra situación, genera afinidades u hostilidades. Cuando se va al trabajo o a la escuela se puede vivir como una situación hostil", explica José Ramón Ubieto, psicólogo y profesor colaborador de los Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación de la UOC. "Una de las cosas que vimos rápidamente cuando empezó el confinamiento es que la gente estaba más tranquila en casa. Por una parte, disminuyó la aceleración que todos llevábamos y por la otra, la gente con trastorno mental o de tipo paranoico consiguió más tranquilidad".

Escritorio preparado para el teletrabajo / Unsplash

Los ambientes tóxicos existen por todas partes. Sin embargo, la directora de Inginium y profesora colaboradora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, Gina Aran, detalla que no es con lo que más se ha encontrado durante estos últimos meses. Ahora bien, también coincide con el hecho de que "si hay personas que no quieren volver al trabajo por los compañeros, la persona o los compañeros tienen un problema". Así, destaca que, en estos casos, puede ser que sea por un problema organizativo o de clima. En este sentido, expone que "cada vez tendríamos que tender más a coger métodos de trabajo diferentes. Trabajar por proyectos comporta flexibilidad y herramientas digitales que permiten trabajar en remoto". "La agilidad no es una manera de trabajar, sino la única", constata.

Por lo tanto, según detalla Aran, si el futuro quiere decir trabajar por proyectos, comportará tener unas relaciones laborales bastante diferentes. "Eso requiere que las personas se comuniquen muy bien, tengan mucha empatía y se optimice la coordinación", subraya. Además, también habrá que aprender los unos de los otros y "las personas tóxicas no tienen mucha cabida. Por el mismo sistema ágil ya quedan retratados, fuera. Ellos solos quedan al margen".

Trabajar por proyectos

Aran matiza que de las personas tóxicas también se las llama personas improductivas. Un detalle importante porque precisamente la definición de persona tóxica puede incluir personas que se pasan el día criticando, navegando por internet o que cargan de trabajo a otros provocando frustración.

El concepto de trabajar por proyectos también incluye el de productividad. "La productividad tiene que ver con los resultados y el tiempo. Puedes estar muchas horas delante del ordenador y no ser productivo", insiste. Por este motivo, Aran defiende que este tipo de personas "quedan fuera".

El coronavirus ha provocado más reuniones a distancia / Unsplash

Vínculo y amor vs. odio y hostilidad

Trabajando por proyectos o no, el contacto humano es necesario, pero caer bien a todo el mundo es imposible. De esta manera, Ubieto destaca que "el contacto con los otros tiene una vertiente positiva de vínculo o amor, pero también puede tener una vertiente de odio y hostilidad". Así, constata que "el teletrabajo en España no estaba muy desarrollado. Ahora hablamos de que en el 90 % de los hogares hay alguien que teletrabaja".

A pesar de todo, la solución de esta problemática no reside en el teletrabajo o el aislamiento. Como con todo, hay cosas positivas pero también negativas. "La parte más negativa es el aislamiento, puede prevenir que alguien dé la lata, pero también te aleja de la gente que te puede ayudar", concluye Ubieto.

 

Imagen principal: escritorio preparado para teletrabajar / Unsplash