Con el paso de los años, la prevalencia de la artrosis en la población aumenta considerablemente. De hecho, es una de las enfermedades más comunes. Según la Organización Mundial de la Salud, más de 579 millones de personas en el mundo la padecen. Los primeros síntomas suelen aparecer a partir de los 40 y a los 60 la presentan aproximadamente el 50% de la población.
Se produce debido al desgaste del cartílago de las articulaciones y las zonas más comunes donde aparece son las rodillas, caderas, parte baja de la espalda, el cuello, las pequeñas articulaciones de los dedos y el dedo gordo del pie. Puede resultar extremadamente dolorosa e incapacitante para muchas personas.
En los últimos años se han logrado grandes avances con terapia celular, con la que se ha logrado grandes avances en diferentes humanas mediante el desarrollo de enfoques experimentales, incluyendo trasplante de células adultas, embrionarias o IPSC para mejorar la salud de los pacientes.
La Red de Terapia Celular (TerCel), formada por 32 grupos de todo el Estado español que incluye 382 investigadores básicos, clínicos y profesionales médicos trabajando de forma conjunta, está realizando un gran trabajo al respecto. De hecho, están inmersos en el desarrollo de un ensayo clínico, Artrocell, para comprobar los beneficios de la terapia celular en las personas que padecen artrosis de rodilla.
Ahora, se ha inicado la fase III del ensayo, en la que participan diez centros de la Red Tercel. Es un ensayo aleatorizado en el que se va a comparar el tratamiento mediante inyección intraarticular de células madre mesenquimales (obtenidas de la médula ósea) de donante joven con la inoculación del mismo tipo celular pero del propio paciente. Un tercer grupo de pacientes, el grupo de control, será tratado con ácido hialurónico.
El planteamiento de la nueva investigación reside en demostrar cuál de los dos tipos de células –las autólogas o las alogénicas– es más efectivo, teniendo en cuenta las ventajas que podrían aportar las células madre obtenidas de donante. Entre sus principales beneficios destaca la posibilidad de conseguir células de donantes jóvenes (de 20 a 30 años), que, en principio, tienen mayor capacidad de reparación de los tejidos. La administración de células alogénicas añadiría, además, la inmediatez de tener ya dispuestos los preparados celulares sin necesidad de expandir cada vez en laboratorio las células específicas de cada paciente.
“Es interesante tener en cuenta que por cada donación se podría tratar a 50 pacientes”, explica el Dr. José Lamo de Espinosa, especialista del Departamento de Cirugía Ortopédica y Traumatología de la Clínica Universidad de Navarra y participante en el ensayo.