Las personas que viven en urbanizaciones, que acuden a las piscinas públicas o las que año tras año pasan sus vacaciones en la playa van a tener que esperar para saber al cien por cien qué va a pasar con estos espacios este verano. Porque lo cierto es que apenas hay datos fiables que arrojen luz sobre el comportamiento del actual coronavirus en el medio acuático o en la arena.

Por este motivo, desde el Gobierno y en coordinación con el Instituto para la Calidad Turística Española (ICTE), se ha trasladado al CSIC la necesidad de conocer esta circunstancia antes de decidir qué hacer de cara al público. Se trata de una información esencial para tomar medidas y este estudio permitirá saber, entre otras cosas, cómo se comporta el virus en el agua.

Una vez conocidos todos estos puntos, habría que diseñar protocolos y ver cómo se desinfecta la zona que haya sido ocupada si desde el estudio se concluye que hay necesidad de ello, y de tal manera que no afecte al ecosistema de estos espacios. Porque esa es otra cuestión importante: si hace falta, ¿cómo se puede desinfectar el agua del mar? ¿o la arena de la playa por la que continuamente están sentados o andando las personas?

Este y otros puntos son algunas de las claves que está abordando el sector turístico, que se halla inmerso en estos días en la elaboración de una serie de protocolos o especificaciones técnicas de carácter higiénico-sanitario para subsectores turísticos tan diferentes como los servicios de restauración, hoteles y apartamentos turísticos, alojamientos rurales, campings y ciudad de vacaciones, albergues turísticos/hostels, balnearios, campos de golf, agencias de viaje, turismo industrial, transporte turístico por carretera, guías, puertos deportivos, ocio nocturno, espacios público singulares, playas oficinas de información turística, espacios naturales protegidos, parques temáticos, turismo MICE (congresos, convenciones, incentivos y eventos) y museos.

Para cada uno de ellos se está elaborando un protocolo específico, para lo que se cuenta con las patronales, las comunidades autónomas, los municipios y la Secretaría de Estado de Turismo, así como con dos organizaciones del ámbito médico: la Asociación Española de Servicios de Prevención Laboral y la Organización Médico Colegial. Al parecer, las dos bases sobre las que se asentarán estas medidas sanitarias son la seguridad y la viabilidad de su implantación. Porque hay muchas preguntas para responder, desde esta del agua hasta la utilidad de unas mascarillas en un restaurante, pasando por el uso de mamparas en las playas.

Desde el Instituto para la Calidad Turística Española se recuerda que estos protocolos serán los oficiales porque contarán con la validación de las autoridades sanitarias y recogerán las medidas que podrán tomar los empresarios y gestores de recursos turísticos. Llegarán de forma gratuita a todos y serán fruto del consenso. Pero mientras llegan, en estas dos semanas aconsejan al sector mantener una especial prudencia a la hora de implementar cualquier tipo de medida y de realizar inversiones que pudieran finalmente no adaptarse a lo requerido.