Perder peso no es solo cuestión de reducir drásticamente el consumo de calorías. Eso no quiere decir que no haya que controlar lo que comemos, pero a veces algunos simples hábitos que incorporemos a nuestra alimentación nos pueden ayudar mucho a conseguir el peso deseado y a mantenerlo de forma definitiva, que es lo más complicado con diferencia. Los siguientes son cinco trucos efectivos que pueden ayudar a luchar contra el sobrepeso y la obesidad.
Comer más proteínas
Aumentar la ingesta de proteínas puede reducir el apetito, aumentar la quema de grasa y ayudar a ganar músculo. Los estudios muestran que la proteína estimula el metabolismo más que cualquier otro macronutriente. Además, aumenta la saciedad, lo que lleva a una reducción significativa del hambre.
Tomar alimentos bajos en calorías pero con fibra
Los alimentos que tienen una densidad calórica baja pero son altos en fibra, como las verduras y algunas frutas, pueden ayudar a la pérdida de peso. En primer lugar, porque se reduce la ingesta calórica y, en segundo, porque al aumentar la saciedad se come menos durante el día. Otro beneficio de la fibra, en este caso la soluble, es que las bacterias la degradan en el tracto digestivo produciendo un ácido graso llamado butirato, que parecer tener efectos contra la obesidad.
Desayunar huevos
Lo dicen los estudios. Comer huevos por la mañana en comparación con otro tipo de desayunos como los cereales, pueden ayudar a perder peso. Uno de los estudios, llevado a cabo por la Universidad de Saint Louis en Estados Unidos, reunió a un grupo de 152 personas con sobrepeso y los dividió en dos grupos. Un grupo comió huevos, el otro comió bollería para desayunar y el resto del día siguieron una dieta de pérdida de peso. Después de ocho semanas, el grupo de huevos había perdido significativamente más peso. Asimismo, habían experimentado una reducción en el Índice de Masa Corporal, la circunferencia de la cintura y la grasa total.
Dormir bien y evitar el estrés
El sueño inadecuado es uno de los factores de riesgo más importantes para la obesidad. Hace aumentar el hambre y la ingesta impulsiva al alterar hormonas que intervienen en este proceso como la grelina y la leptina. El estrés excesivo puede aumentar los niveles de la hormona cortisol, que se sabe que aumenta la acumulación de grasa abdominal y el riesgo de enfermedades occidentales crónicas como la diabetes tipo II y las enfermedades cardíacas.
Utilizar platos más pequeños
Parece un truco sin importancia, pero lo cierto es que el cerebro tiende a comer con los ojos y si ve un plato lleno puede llegar a producirse una sensación de saciedad más pronto. Por eso muchos nutricionistas recomiendan utilizar platos más pequeños donde la comida ocupe la totalidad de los mismos.