Quizá pueda parecer algo que no tiene por qué guardar relación entre sí, pero una investigación llevada a cabo por la Facultad de Ciencias de la Vida y la Salud de la Universidad de Aston, ha revelado que los usuarios de las redes sociales tienen más probabilidades de comer frutas y verduras, o de alimentarse con comida basura, si creen que sus amigos en las redes hacen lo mismo. Hasta ese punto parecen influir las redes sociales hoy en día.
El citado estudio encontró que los participantes en el mismo comieron un 20 por ciento adicional de frutas y verduras cada vez que creían que sus contactos de las redes sociales ingerían estos tipos de alimentos.
Pero no solo ocurrió con una alimentación sana, sino que descubrieron que los usuarios de Facebook consumían una porción extra de snacks poco saludables y bebidas azucaradas por cada tres porciones que creían que consumían sus relaciones online. Un hallazgo que sugiere que comemos alrededor de un tercio más de comida basura si creemos que nuestros amigos también se dejan llevar por estos alimentos poco saludables pero atractivos.
Los investigadores de la Universidad de Aston han declarado que los hallazgos proporcionan la primera evidencia que sugiere que nuestros círculos sociales procedentes de Internet pueden estar influyendo implícitamente en nuestros hábitos alimenticios. Un aspecto que podría tener implicaciones importantes para el uso de técnicas destinadas a las redes sociales con el fin de fomentar una alimentación saludable entre sus miembros.
La investigación
El estudio ha sido publicado en la revista Appetite. En él, los investigadores pidieron a 369 estudiantes universitarios que estimaran la cantidad de frutas, verduras, snacks y bebidas azucaradas que sus compañeros de Facebook consumían diariamente.
Esta información fue relacionada con los hábitos alimenticios reales de los participantes y mostró que aquellos que sentían que sus círculos sociales veían bien el consumo de comida basura, consumían bastante más fast food. Mientras que aquellos que pensaban que sus amigos comían una dieta saludable, ingerían más fruta y verdura. Las percepciones podían surgir haber de ver las publicaciones de amigos sobre la comida y la bebida que consumían o, en otras ocasiones, simplemente como una una impresión del nivel salud que intuían que tenían.
Según los autores del trabajo, “este estudio sugiere que podemos ser influenciados por nuestros contactos de redes sociales más de lo que nos damos cuenta al elegir ciertos alimentos. Parece que somos inconscientemente responsables de cómo se comportan los demás al tomar nuestras propias decisiones alimenticias”.
Además, los investigadores ven un hecho positivo en que dado que los niños y los jóvenes pasan una gran cantidad de tiempo interactuando con sus contactos y con los influencers a través de las redes sociales, los nuevos hallazgos del estudio podrían ayudar a dar forma a la manera en que se realizan intervenciones que los ayudan a adoptar hábitos alimenticios saludables desde una edad temprana, y mantenerlos de por vida.