Una vacuna contra el cáncer de riñón avanzado ha conseguido resultados prometedores, según ha anunciado este miércoles el Instituto del Cáncer Dana-Farber de Boston (Estados Unidos). Concretamente, los nueve pacientes de un ensayo clínico tratados por una forma de cáncer renal en fase tres o cuatro han generado una respuesta inmune anticancerígena exitosa después del inicio de una vacuna personalizada. Las vacunas se administraron después de la cirugía para eliminar el tumor y están diseñadas para entrenar el sistema inmunitario del cuerpo a reconocer y eliminar las células tumorales restantes. En el momento de recoger los datos (después de unos 3 años por término medio), todos los pacientes estaban libres de cáncer.

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Los resultados del ensayo se han publicado este miércoles en Nature. "Estamos muy entusiasmados con estos resultados, que muestran una respuesta muy positiva en los nueve pacientes con cáncer de riñón", ha dicho Toni Choueiri, autor e investigador principal de la investigación. El tratamiento estándar para pacientes con carcinoma renal de células claras en fase III o IV es la cirugía para eliminar el tumor, que puede ir seguida de inmunoterapia con pembrolizumab. El pembrolizumab induce una respuesta inmune que reduce el riesgo de que el cáncer devuelva, pero casi dos tercios de los pacientes pueden recaer y tienen opciones de tratamiento limitadas.

Un enfoque diferente

En este contexto, Choueiri ha explicado que "los pacientes con cáncer de riñón en fase III o IV tienen un alto riesgo de recurrencia" y que "las herramientas que hay para reducir el riesgo no son perfectas". Es por esto que inició el ensayo, con nueve pacientes con el carcinoma mencionado y una vacuna personalizada contra el cáncer después de la cirugía. ¿Qué quiere decir esto de "vacuna personalizada"? Pues que las vacunas están personalizadas para reconocer el cáncer individual del paciente, utilizando como guía el tejido tumoral eliminado durante la cirugía. El equipo extrae características moleculares de las células tumorales que las diferencian de las normales, también denominadas neoantígenos —pequeños fragmentos de proteínas mutantes que existen al cáncer, pero no a ninguna otra célula del cuerpo—, y utiliza algoritmos predictivos para determinar cuáles de estos neoantígenos incluir en la vacuna según la probabilidad de inducir una respuesta inmune. Después, se fabrica y se administra al paciente en una serie de dosis iniciales seguidas de dos refuerzos.

"Este enfoque es realmente diferente de los intentos de vacunación en cáncer de riñón. Escogemos objetivos únicos para el cáncer y diferentes de cualquier parte normal del cuerpo, de manera que el sistema inmunitario se puede dirigir de manera efectiva hacia el cáncer de una manera muy específica", ha señalado a David A. Braun, coautor del ensayo. Y ha añadido: "Aprendimos qué objetivos específicos del cáncer son más susceptibles al ataque inmunitario y demostramos que este enfoque puede generar respuestas inmunitarias de larga duración, dirigiendo el sistema inmunitario a reconocer el cáncer. Creemos que este trabajo puede constituir una base para el desarrollo de vacunas de neoantígenos en cáncer de riñón".

Sin efectos secundarios

Si bien algún paciente experimentó reacciones locales donde lo habían pinchado y algún otro sufrió algún síntoma de la gripe, no hubo ningún efecto secundario. "Los neoantígenos dirigidos por esta vacuna ayudan a dirigir las respuestas inmunitarias hacia las células cancerosas, con la finalidad de mejorar la eficacia al objetivo y reducir la toxicidad inmune", ha señalado Choueiri.

Hace ocho años que empezó este ensayo y entonces no quedaba claro si el enfoque podría funcionar en cáncer de riñón. Se sabía que tenía potencial de ser efectivo en el melanoma, ya que tiene muchas mutaciones y, por lo tanto, muchos posibles neoantígenos. Pero el cáncer renal tiene menos mutaciones, es decir, menos objetivos para fabricar una vacuna. Así pues, fue importante que los investigadores aprendieran el máximo sobre cómo influye la vacuna en una respuesta inmune al tumor.

Estudios a gran escala

El equipo encontró que la vacuna indujo una respuesta inmune en tres semanas, que el número de células T (una especie de glóbulo blanco, parte del sistema inmunitario) inducidas por la vacuna aumentó 166 veces por término medio y que estas células T permanecieron en el cuerpo a niveles altos durante un máximo de tres años. En la misma línea, otros estudios demostraron que las células T inducidas por la vacuna eran activas contra las células tumorales del propio paciente. "Observamos una expansión rápida, sustancial y duradera de nuevos clones de células T relacionadas con la vacuna", ha señalado Patrick Ott, coautor de la investigación, que ha agregado: "Estos resultados dan apoyo a la viabilidad de crear una vacuna de neoantígeno personalizada altamente inmunógena en un tumor con menor carga de mutación y son alentadores".

Ott también ha reconocido que "harán falta estudios además gran escala para entender completamente la eficacia clínica de este enfoque". Es decir, con más pacientes, con el fin de confirmar la eficacia de la vacuna y explorar todo el potencial. Actualmente, ya se hace un estudio aleatorizado internacional multicéntrico que utiliza una vacuna contra el cáncer personalizada dirigida a neoantígenos que se administrará en combinación con la inmunoterapia pembrolizumab.

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