Las vacunas de Pfizer y Moderna se pueden volver a congelar sin perder eficacia, según un estudio publicado en la revista Vaccines este lunes. La investigación, liderada por el Hospital del Mar, el Institut Hospital del Mar d'Investigacions Mèdiques (IMIM) y la Universitat Pompeu Fabra (UPF), concreta que las inyecciones basadas en ARN mensajero (ARNm) se pueden volver a congelar sin que pierdan su capacidad para inmunizar contra la covid-19. Este hallazgo de investigadores catalanes puede ayudar a impulsar la campaña de vacunación mundial. Es decir, puede suponer un paso muy importante en el avance de la vacunación en todo el mundo porque facilita la manipulación y transporte de las vacunas ya preparadas, a la vez que reduce la infraestructura necesaria a los países receptores. En especial, en aquellos países en vías de desarrollo.
Para comprobar si estas vacunas se podían volver a congelar una vez se habían preparado las jeringas para su administración, los investigadores utilizaron restos descartados (pero manipuladas según las especificaciones). Una parte de estos restos se inyectó en ratones de laboratorio en las condiciones habituales y recomendadas por los fabricantes, pero otra se congeló a -20 °C durante un mes (antes de su administración). Además, un tercer grupo se congeló a -80 °C durante el mismo periodo. En todos los casos, los animales desarrollaron la misma respuesta inmunitaria contra la covid-19, sin efectos secundarios. También se hicieron análisis de estabilidad del ARNm, con resultados totalmente normales.
Evitar la pérdida innecesaria de vacunas
Todo "puede suponer un enorme avance, permitiendo maximizar la potencialidad de todos los viales reconstituidos y minimizar su despilfarro", de acuerdo con el autor principal del estudio y director del Área del Medicamento del Hospital del Mar, el doctor Santi Grau. Datos de la OMS muestran como entre Europa y Japón se han perdido 240 millones de dosis y una parte de las enviadas en los países en desarrollo dentro de la iniciativa COVAX no se ha podido aprovechar por problemas de caducidad, cosa que provoca grandes desigualdades en la cobertura vacunal: en los países desarrollados, friega el 70%; pero en los menos favorecidos no supera el 12%. "Por este motivo, simplificar su preparación sigue siendo un reto para evitar la pérdida innecesaria de dosis", según el doctor Grau.
La opción de congelar de nuevo los viales puede permitir realizar la manipulación de las vacunas al país emisor, congelar las jeringas y enviarlas al destino para su utilización inmediata, sin necesidad de una gran infraestructura para hacerlo. La duración de esta práctica es de un mes, como mínimo. "La manipulación y la vuelta a congelar de las vacunas Cominarty, de Pfizer BioNTech, y Spikevax, de Moderna, no degrada el ARN mensajero, y sus cualidades son las mismas en las tres condiciones de experimentación evaluadas", explica la firmante del trabajo e investigadora del Programa de Investigación Clínica Traslacional del IMIM, la doctora Giulana Magri. Y añade que "las vacunas expuestas a estas diferentes condiciones revelan que la respuesta inmunitaria obtenida en los ratones no varía por su exposición a estas condiciones de manipulación y congelación".
Abrir la puerta a cambios en la gestión de las vacunas
El autor principal del estudio y coordinador del Grupo de Investigación Neurofarmacologia-Neurophar de la UPF, el doctor Rafael Maldonado, apunta en el hecho de que "tampoco se detectaron efectos secundarios destacables en los animales que recibieron las muestras manipuladas en condiciones diferentes de las indicadas por los fabricantes en relación con la posibilidad de volver a congelarlas". Eso puede abrir la puerta "a cambios a las recomendaciones de almacenaje y manipulación de las vacunas de ARNm contra la covid-19". La autora del estudio e investigadora sénior del Grupo de Investigación Neurofarmacologia-Neurophar de la UPF, la doctora Elena Martín García, comenta que "además, el estudio tiene un valor traslacional, ya que las dosis de vacuna que administramos a los ratones se escogieron imitando las condiciones de la práctica clínica humana para la vacunación con Cominarty y Spikevax".
Las conclusiones pueden ser aplicables a otros tipos de vacunas, tal como explica la jefa del Servicio de Farmacia del Hospital del Mar y firmante del trabajo, Olivia Ferrández: "La posibilidad de volver a congelar las vacunas de ARNm contra la covid-19 ya preparadas para su administración en jeringas facilita superar las limitaciones de las infraestructuras por las campañas de vacunación de los países con rentas bajas y medias". También puede facilitar su distribución tanto en grandes ciudades como en áreas rurales. El equipo que ha desarrollado este trabajo había demostrado en un trabajo anterior que estas vacunas, preparadas previamente en jeringas para la administración se podían transportar a temperatura ambiente y con unas condiciones máximas de seguridad durante, como mínimo, tres horas.